Diciembre 31. Un reloj y dan las doce de la noche, hora del brindis con vino espumante, abrazos y parabienes, invocando la ley de la atracción, contando dinero, comiendo doce uvas, corriendo con maletas, con ropa interior color amarillo para atraer fortuna, viajes, suerte y amor. La quema de monigotes simboliza el año viejo y los fuegos artificiales reflejan la ilusión, esperanza y esplendor del Año Nuevo.

Por un momento olvidaremos todo lo negativo y malo ocurrido en el año 2016, como los bombardeos en Alepo (Siria), Palestina e Israel. Los accidentes aéreos donde perdieron la vida el equipo Chapecoense y la banda del Ejército Rojo. Los decesos de Mohamed Alí, Umberto Eco, Juan Gabriel, Nancy Reagan y Fidel Castro, entre otros personajes, y los terremotos en Ecuador, Italia, Indonesia, India, Perú, Pakistán y muchos países más. Olvidaremos los casos de corrupción en Brasil, que arrastran a los íconos de la izquierda Lula da Silva y Dilma Rousseff e involucran a funcionarios públicos de gobiernos progresistas de Venezuela, Argentina y Ecuador, entre otros. En el caso de Ecuador, se dice que entre 2007 y 2016 una empresa realizó pagos por 33,5 millones de dólares a funcionarios de Gobierno, que le reportaron 116 millones en ganancias, según autoridades de Estados Unidos.

Felizmente nuestros funcionarios públicos han sido honestos, se corrompieron por culpa de la empresa privada que les ofreció millones de razones a los pobres “muertos de hambre” -como los calificó una política quiteña- para que tomen medidas en su favor (peculado). Además, estas coimas (cohecho) no perjudican al país porque son parte de la comisión o ganancia del beneficiado y no de los fondos públicos (¿?), según lo expresado por la máxima autoridad; y lo que es más, no es solo de ahora, sino que viene de los anteriores gobiernos de la partidocracia de la larga noche neoliberal, por tanto solo ellos son los corruptos y no el actual Gobierno.

Así las cosas, en Ecuador no hay corrupción porque el Gobierno no lo acepta... Olvidando todo esto, hoy a media noche celebraremos con un ¡viva la fiesta!

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