Playas. El italiano Victtorio Baggini juega en su hostería con un guacamayo que es su mascota.

Victtorio Baggini, un enamorado de Playas

Por la hostería El Tucano rodeada de palmeras y en cuyo centro se destaca una amplia piscina, se pasea libremente un huacamayo, que por su colorido plumaje y tamaño, constituye la atracción de los huéspedes. Esta domesticada mascota es una muestra del

Por la hostería El Tucano rodeada de palmeras y en cuyo centro se destaca una amplia piscina, se pasea libremente un huacamayo, que por su colorido plumaje y tamaño, constituye la atracción de los huéspedes. Esta domesticada mascota es una muestra del amor que Victtorio Baggini Zani siente por los animales.

“La fauna y flora de este país es lo que me cautivó y me motivó a quedarme a vivir aquí, a donde vine a visitar por tres meses, además de tener todos los climas y paisajes del mundo”, cuenta este inmigrante de Italia, un lugar donde hay nieve y lluvia durante diez meses y solo dos de buen clima.

Playas fue el escogido -de todos los lugares encantadores que conoció-, para fijar su residencia. Lo eligió por su clima único -catalogado como el segundo mejor del mundo por su aire purificado, recomendado por los médicos-, su extensa playa, su gente sencilla y acogedora y por ser el sitio ideal para invertir en el turismo.

De hecho, lo primero que hizo fue construir su hostería en Bellavista, vía a Data.

“No hay otro lugar como este”, recalca este ingeniero industrial de 76 años, con 30 de ellos en Ecuador.

En su país construía dragas y aquí se dedica a trabajar con su equipo caminero y al negocio de las camaroneras.

Claro que, al principio, no le fue del todo bien. Al menos, no como esperaba.

“Mi amor a Playas quedó demostrado desde cuando llegué; encontré una playa sucia, pero puse toda mi maquinaria y la playa quedó como las de Miami en ocho días. El presidente del concejo de ese entonces, Cilenio Mite, me agradeció. Pero a la semana, el entonces Programa de Recursos Costeros me denunció por lo que había hecho, diciendo que había cambiado el ecosistema, fue una experiencia amarga, una cosa absurda”, recuerda.

Baggini dice que mientras en su país lo hubieran premiado por lo que hizo, aquí lo “castigaron”. Curiosamente, un sitio donde las calles se hunden y no pasa nada. En Italia eso implicaría llevar a la cárcel a los responsables, contrasta este también profesor de artes marciales, que ha dado clases a los Cascos Azules de las Naciones Unidas y en la Federación Deportiva del Guayas.

“Todo gratis, igual que cuando regalo material pétreo volcánico, el mejor de mundo, al Municipio en tiempos del alcalde Gabino De la A.

Afirma que le duele lo que a veces pasa con Playas, pero se abstiene de opinar -no quiere que lo denuncien otra vez-, aunque estima que hay falencias por falta de tecnología en la obra pública. Los servicios básicos deben mejorar en un lugar donde hay mucho interés de la empresa privada por invertir.

Sueña con ver mejor a Playas, como un Río de Janeiro o las Playas de Varazze, en Italia, con un malecón donde incluso haya sombras para los vehículos. “A veces no es cosa de tanta plata, sino de ingenio, de amor, unión y organización”.

Tuvo un proyecto para hacer un mirador en el cerro de El Muerto, en el Morro, donde hizo unas escalinatas y sembró guayacanes. Pero estos desaparecieron y hubo personas que hacían cosas indebidas. Esto lo decepcionó. Ahora piensa desarrollar un viñero y sembrar palmas de aceite africana para crear fuentes de trabajo.