Otra vez, el gran auditor

La importante caravana se dirigía hacia el norte de Guayaquil por la autopista a Daule. De pronto, el gran auditor recordó la cercanía del colegio réplica Aguirre Abad y siguiendo su estilo decidió visitarlo. ¡Sorpresa! Lo que encuentra es penoso: paredes manchadas, sucias, muebles destruidos, casilleros pateados, canchas y pisos maltratados.

Podemos entender el coraje, la decepción, el dolor sentido, pues cuando se piensa, bien o mal, que lo que se ha hecho es importante para mejorar y cambiar realidades de la educación, aflige y molesta el observar cómo los demás no suman ni aportan, y cómo una obra en ocasiones muy costosa, poco o nada es mantenida de forma adecuada.

Como lo que ocurre en los colegios públicos es un misterio, casi nadie puede ingresar a observar su estado, solo en ocasiones como esta se puede aproximar el ciudadano común a la indolencia y a la poca estima con que son tratados los bienes públicos.

Lo triste es que una vez más el sistema falla. No hay seguimiento, no hay supervisión, no hay acompañamiento en una estructura orgánica funcional rica, y llamada a ser detectora de estos males si esta funcionara.

Pero las cosas van aún más lejos cuando nos enteramos de que hay colegios en los que las autoridades han reunido todos los equipos y celosamente los han guardado en aulas-bodegas para que no se dañen, pierdan o destruyan, como si la ineficiencia no costara caro, o peor, cuando nos contaban que en muchas instituciones públicas las pizarras digitales aparecen tachonadas, sirviendo como colgadero de informativos o de trabajos de los alumnos.

Seguramente a estas alturas el gran auditor comprende que está solo y que el enfoque no ha sido el mejor. Se ha dotado de todo, menos de lo más importante: el trabajo en el cambio de las personas para que sientan pertenencia y amen lo que hacen.

Mientras desde un centro único se pretenda administrar decenas de miles de establecimientos educativos, centenas de miles de profesores y millones de alumnos, los resultados no arrojarán realidades diferentes.

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