Universidades de garaje

A raíz de las reformas a la Ley Orgánica de Educación Superior, (LOES) enviadas por el Ejecutivo a la Asamblea Nacional, se ha creado una tempestad, doméstica en el sentido etimológico, por las implicaciones que tendrían para la calidad de las ofertas académicas de las universidades y por la posible afectación de las funciones de control de las instituciones del Estado encargadas del mismo. Para formular estas aprensiones se habla del retorno a las “universidades de garaje”.

El problema como siempre es que seguimos saltando sobre la propia sombra, como el viejo Hegel ironizaba. El problema no es hoy la proliferación de controles ni la extensión del contenido de las carreras. Más bien, ¿cómo formar jóvenes en un presente diseñado por la tecnología en un mundo donde los empleos tradicionales están simplemente desapareciendo, la división tradicional entre facultades, áreas de saber, disciplinas e incluso la distribución en edificios propios, ceden paso a carreras interdisciplinarias, basadas en la resolución de problemas, donde los profesores no son más “maestros” sino “inspiradores”? ¿Dónde y en qué empresas van a trabajar estos jóvenes que no son ya como sus abuelos o padres, que vivían del relato de la revolución industrial que ordenaba los saberes en silos cuyas llaves poseían los profesores y las facultades? Una visita al campus del Instituto Tecnológico de Monterrey, por ejemplo, ayudaría a dejar esas discusiones y abrir el debate, necesario en el país, sobre el mundo en que vivimos y viven nuestros estudiantes.

Las reformas plantadas a la LOES son pocas y no aseguran todavía la verdadera transformación de la educación superior del país. Pero son un comienzo, y en ese sentido, el necesario preámbulo para que de una vez ingresemos en el siglo XXI y no sigamos con los temores y aprensiones del pasado.

La apertura, la “liquidez”, la flexibilidad son exigencias, no de un grupo de académicos sino de los jóvenes que asisten a nuestras aulas y de las empresas y organizaciones que viven la más radical transformación del milenio.