El colectivo Quito Te Cuenta hizo una guía teatralizada con la historia del expresidente. Su cadáver fue velado en la Catedral.

El ultimo suspiro de Garcia Moreno dentro de la Catedral

A través de una obra de teatro se narra la vida del expresidente.

Velaron su cuerpo en la capilla de San Pedro, dentro de la Catedral Primada de Quito. Desde la silla presidencial, el cadáver momificado de Gabriel García Moreno, participó en su propio funeral, vestido con sus mejores galas.

De esa fecha quedan algunas fotografías en blanco y negro que son conservadas en el archivo nacional. Se trata de escalofriantes retratos del expresidente con los ojos cerrados.

Henry Males, representante del colectivo turístico Quito Te Cuenta, reveló que tanto lo querían dentro de esa iglesia que le dieron un lugar para sus últimos momentos. Fue así como García Moreno fue velado en uno de los altares dentro del pequeño templo cubierto con pan de oro.

Y es que solo unas horas antes, el político conservador dio su último suspiro a los pies de la Virgen de Los Dolores.

La imagen de María cubierta con un velo oscuro y una especie de corona en la cabeza, permanece dentro de la Catedral. “García Moreno venía todos los días. Pasaba muchísimo tiempo en oración”, confirmó el representante del colectivo, quien durante los recorridos personifica al cura Males.

Durante poco más de una hora, varios guías exponen al público la vida y muerte del expresidente de Ecuador, a través de una entretenida dramatización.

García Moreno nació en Guayaquil en el seno de una familia conservadora. Era el menor de ocho hermanos. Cuando su madre enviudó, la educación de García Moreno fue puesta en manos del padre Betancourt, perteneciente a la orden de los Mercedarios.

Luego, a los 14 años, se mudó a la capital para estudiar en el colegio San Fernando, de los padres Dominicos. Allí, le otorgaron una beca a cambio de enseñar gramática a los niños de niveles inferiores. “Siempre quiso convertirse en sacerdote, incluso empezó su formación en esa rama, pero se inclinó más por la política”, describió Males.

Al culminar el colegio, y solo por un tiempo, se alejó de la religión. En esa época, García Moreno estudiaba leyes en la Universidad Central y poco a poco se fue introduciendo en la política local.

En cuanto tuvo oportunidad de viajar a Europa conoció un grupo de jesuitas, que quería asentarse en América Latina y decidió apoyarlos. Fue así que cuando García Moreno llegó a la presidencia por primera vez en 1861 se concentró en fomentar la religión desde las escuelas. En esos días, muchas congregaciones se asentaron en el país. Tal era la devoción del presidente que aún cuando estaba en funciones, no faltaba ni un solo día al templo. Iba a misa todos los días y no se perdía el rezo del rosario. Siempre llevaba entre sus cosas el libro ‘Imitación de Cristo’. Dicen que en las últimas páginas anotó varias normas que seguía al pie de la letra: “Oración cada mañana, y pedir particularmente la humildad.

Males resalta que Gabriel García Moreno, a diferencia de otros presidentes que se colaban a la cocina de la iglesia para probar los manjares preparados por las monjas Oblatas, él pasaba en la Catedral orando. No le gustaba que lo interrumpieran.

Hoy en la Catedral reposan varios restos de mártires, donados por el Vaticano. En uno de los altares reposa el Santo Niño Urcisino, mártir en la persecución cristiana. Aunque muchos compartían la fe de García Moreno y lo consideraban un santo, para otros era solo un tirano “capaz de mandar a matar a cualquiera de sus enemigos”, comenta Males.

Un mes antes de que García Moreno fuera asesinado por Faustino Lemus Rayo (exmilitar del régimen garciano), el 6 de agosto de 1875, envió una carta al Santo Padre. “¡Qué fortuna para mí, Santísimo Padre, la de ser aborrecido y calumniado por causa de Nuestro Divino Redentor, y qué felicidad tan inmensa para mí, si vuestra bendición me alcanzara del cielo el derramar mi sangre por el que, siendo Dios, quiso derramar la suya en la Cruz por nosotros!”.