La solidaridad nace en la familia

Hay jóvenes que, con esfuerzo, compran su vehículo y, con todo derecho lo tienen para su uso exclusivo; mientras laboran, está parqueado sin utilidad alguna. Otros, que los han adquirido también con sacrificio, sin egoísmo lo ponen al servicio de su familia para que sus padres o hermanos se transporten y para cualquier actividad doméstica.

Esta segunda actitud, genera mayor armonía en la familia, lo que contribuye a que se viva un ambiente de amor y paz, que es un reflejo de la bendición de Dios. “Lo mío, mío y lo tuyo, tuyo” no debe ser inculcado en los hijos sino más bien enseñarles que sean generosos y solidarios lo que los hará vivir espiritualmente bien.

Miguel Ulloa Paredes