En Ecuador, se estima que el 2 % de la población tiene epilepsia, es decir más de 200 mil personas, según datos de la Liga Ecuatoriana Contra la Epilepsia (LECE). (Referencial)

La silenciosa y danina epilepsia sin convulsion

En Ecuador, se estima que el 2 % de la población tiene epilepsia, es decir más de 200 mil personas, según datos de la Liga Ecuatoriana Contra la Epilepsia (LECE).

En medio de una actividad, Douglas, de 19 años, se queda inmóvil, con la vista fija. Segundos después recobra el sentido y continúa su acción como si nada hubiera pasado. Quienes están a su alrededor pueden considerarlo distraído o maleducado, pero la realidad es que este episodio, denominado crisis de ausencia, es producto de la epilepsia. Pueden pasar varios años hasta que quienes la padecen sean diagnosticados.

“Las crisis evitan que tenga conversaciones normales, ya que las pauso”, menciona. Él supo que tenía esta dolencia a los nueve años, luego de sufrir su primer episodio de convulsiones en su hogar.

“(Douglas) No atendía en clase, se perdía explicaciones, lo que hacía que no entienda bien”, señala Silvia, su madre.

La epilepsia es una enfermedad neurológica crónica caracterizada por convulsiones. Estos movimientos involuntarios pueden afectar a una parte del cuerpo (parciales) o a su totalidad (generalizados). También se dan episodios de ausencia o de contracciones musculares.

Diego, de 13 años de edad, fue diagnosticado hace dos, pero sus padres recuerdan que presentaba síntomas desde antes. “Los profesores no sabían y pensaban que se distraía a propósito”, indica Danilo, su progenitor.

Al igual que Douglas, su comportamiento es mal interpretado y puede influir en su desempeño escolar.

Ambos son ejemplos de epilepsia primaria o idiopática, que no tiene una causa identificable y puede ser de origen genético. También existe la epilepsia secundaria o sintomática, que tiene causas conocidas, como un daño cerebral por lesiones prenatales o traumatismos craneoencefálicos graves.

En Ecuador, se estima que el 2 % de la población tiene epilepsia, es decir más de 200 mil personas, según datos de la Liga Ecuatoriana Contra la Epilepsia (LECE).

De este número, solo la mitad tiene un diagnóstico y tratamiento adecuado, mientras que el otro 50 % continúa empeorando su condición médica, psicológica y socioeconómica.

El Dr. Tomás Alarcón Avilés, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Luis Vernaza, señala que estas crisis afectan el rendimiento académico de manera notable e imperceptible, pues al no percatarse o no darse un diagnóstico correcto, se refleja en bajas calificaciones y en la poca interacción social.

Agrega que estas desconexiones pueden manifestarse con trastornos cognitivos. “Dependerá del síndrome que sea, ya que muchas veces las crisis epilépticas pueden acompañarse de retraso psicomotor”.

El Dr. Lorenzo Gámez, neurólogo tratante de consulta externa del Instituto de Neurociencias de la Junta de Beneficencia de Guayaquil (JBG), menciona que estas crisis suelen desaparecer a los seis años, “aunque un 5 o 6 % después en la adolescencia puede convertirse en epilepsia de otro tipo”, agrega.

Asimismo señala que es necesario un buen diagnóstico, pues las crisis pueden confundirse con el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). “El electroencefalograma es fundamental, porque muestra una alteración típica que ayuda a determinar (la epilepsia)”, señala.

Según el galeno, aproximadamente el 90 % responde bien a los tratamientos farmacológicos para tratar las crisis, siempre y cuando se suministren las dosis en los horarios indicados. Recomienda que el paciente tenga suficientes horas de sueño y que no se enfrente a situaciones de ansiedad o estrés.