El silencio: la mayoría de las víctimas de abuso sexual calla por vergüenza

El silencio: la mayoria de las victimas de abuso sexual calla por vergUenza

Nunca es demasiado tarde para denunciar y liberarse de sus secretos. Luego podrá acudir a un profesional.

En las últimas semanas, decenas de personas han presentado historias de actos de violencia sexual. En lo internacional a partir de las denuncias contra el productor de cine Harvey Weinstein, y en lo nacional desde el escándalo por abusos sexuales a menores del colegio Aguirre Abad. Situaciones que han inspirado u otorgado luz verde a otras víctimas para no guardar silencio.

¿Pero por qué no lo denunciaron antes? A algunos les parecerá ‘moda’, ‘coincidencia’ o ‘por ganar fama’ (de parte de las actrices de cine) la ola de denuncias de abuso sexual registradas desde el pasado mes. Sin embargo, son muchas las víctimas de agresión sexual que nunca lo confiesan o esperan años para compartir sus historias.

Así lo revela Annabelle Arévalo, coordinadora del área de prevención y atención de la violencia de género hacia la mujer, del Cepam, dado que de las 2.000 a 2.500 víctimas de violencia de género (sea física, psicológica o sexual) que recibe el centro, muchas “han sufrido años de sus vidas en secreto sus malestares o no los han identificado hasta cierto momento”.

“A mí me llevó aproximadamente veinte años poder diluir toda la situación vivida”, comentó Gino Escobar, psicólogo clínico, quien fue víctima de abuso sexual a los ocho y once años. Y explicó que es fácil identificarse con distintas problemáticas de violencia sexual, lo que los hace “perder el miedo”.

Según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (2017), Ecuador está en el cuarto lugar de no denunciar los delitos, con el 80 %.

Patricia Morejón, fiscal del Guayas, detalló los motivos, según una teoría de Ronald Summit, por los que las víctimas mantienen en secreto su caso (ver infografía). Entre ellos, porque son amenazados por sus agresores, se sienten con vergüenza, miedo, vulnerables, desprotegidos y temen ser cuestionados.

Otro de los motivos es la acomodación, puesto que un delito sexual siempre será repetitivo, nunca se da una vez. “Y en su mayoría estos abusos ocurren en el círculo cercano, como padrastros, tíos, abuelos y vecino”, indicó el sexólogo Germánico Zambrano.

A todas las víctimas se les hace difícil hablar, comentó Morejón, pero en especial a los niños, “porque son como una esponja, absorben lo que se les dice, y el miedo”, explicó.

Pero no solo son menores y adolescentes las principales víctimas de abuso sexual, se puede dar también en una pareja de casados, porque lo que se ve en el tipo penal es la fuerza, la no voluntariedad, explicó la fiscal.

En lo que va del año, en Guayaquil se han registrado 464 denuncias de violación, 304 de acoso sexual y 602 de abuso sexual. Más acusaciones que en el 2016, según la Fiscalía del Guayas.

También están las víctimas que suprimen el recuerdo y hacen como que nada pasó. “Una paciente me dijo que dos sujetos la violaron, pero que como por fuera no se le veía nada, se bañó y fue a clases como si no pasaba nada”, contó el sexólogo. Sin embargo, luego padeció las secuelas: no pudo disfrutar su vida sexual con su pareja, por el estrés postraumático, recordando las escenas de lo sucedido.

“Las personas suelen sentir lástima por aquellas víctimas, pero ellos no son los pobrecitos; pobrecito es aquel abusador que, no teniendo las habilidades para seducir, arrebata desde el abuso algo que la persona no decide regalar”, reflexionó Escobar.

Si está leyendo esto y ha sido o es víctima de violencia sexual, los expertos consultados concluyeron que debe de liberarse. Lo que le sucedió no es su culpa. La vergüenza y la culpa deberían pertenecer únicamente a su perpetrador. Tampoco es demasiado tarde para compartir su historia. Cuando lo haga, ya no estará preso por el silencio y no estará más solo.

Por las amenazas

Antes, durante y después del abuso sexual recibe amenazas y chantajes de su agresor sobre que puede perder su año escolar, ser despedido de su trabajo, que le hará daño a algún familiar o que nadie le va a creer.

Es cuestionado

Cuando deciden hablar, los abusados suelen ser cuestionados por sus familiares en lugar de recibir apoyo. “¿Por qué no denunciaste?”, “¿Por qué no gritaste?”, “¿Y cómo fue?”. Siempre poniendo a la víctima en segundo plano o dudando de ella.

Por vergüenza

Como no denunció a tiempo, el afectado piensa que ya no puede hacer nada. Se siente culpable de no haberlo hecho antes. Siente temor y vergüenza a la confrontación y de que todo el mundo se entere. No quiere revivir ese dolor y sufrimiento.

Porque son católicos

Las personas católicas piensan que hablar de sexo es pecado, así como lo dijo Lady Gaga al revelar acerca de su violación a los 19. “Soy católica y pensé que era algo del demonio, y que era mi culpa”.

Sigue cerca de su abusador

La víctima sigue en contacto con su abusador. En su mayoría, los agresores sexuales son miembros de la familia, o personas cercanas a ella, como un vecino, jefe o padrino. Son raros los acosos en desconocidos.

Se siente menos

El perjudicado cree que el abusador es más poderoso o apreciado y, por más que lo revele, todo seguirá igual. Las víctimas siempre serán inferiores a su agresor, como niños, adolescentes o mujeres sin independencia económica.

El sexo, un tabú

Hay padres que no se imaginan hablando de sexo con sus hijos. Y no han enseñado al niño y al adolescente a cuidarse de las personas que están dentro (sus familiares), sino solo estar alerta con quienes están fuera, los extraños.

Oprimen su recuerdo

La víctima intenta convencerse de que es más fácil dejarlo pasar y decide morir con su secreto. Pero, a la larga, no contarlo es una cicatriz imborrable que se reflejará en su comportamiento diario (no saluda, no habla con nadie, se vuelve grosero).