
Sangriento motin en prision de Brasil
Al menos 33 presos fueron brutalmente asesinados la madrugada de ayer en una cárcel de Roraima, norte de Brasil, cuatro días después de que una sangrienta venganza dejara 56 muertos en un presidio de Manaos, en plena guerra entre bandas por el control
Rosa Elena Gordillo Boa Vista, Brasil
Al menos 33 presos fueron brutalmente asesinados la madrugada de ayer en una cárcel de Roraima, norte de Brasil, cuatro días después de que una sangrienta venganza dejara 56 muertos en un presidio de Manaos, en plena guerra entre bandas por el control del narcotráfico.
Como en la capital de Amazonas, las víctimas fueron decapitadas, mutiladas y desmembradas, según las fotografías obtenidas por la prensa, donde aparecen decenas de cuerpos apilados sobre un gigantesco baño de sangre.
“La Secretaría de Justicia y Ciudadanía informa que en esta madrugada (día 6) fueron registradas 33 muertes en la Pamc (Penitenciaría Agrícola de Monte Cristo)”, indicó el Gobierno de Roraima en un comunicado, precisando que la situación está “bajo control”.
Pese al clima de máxima tensión entre facciones que se vive en los presidios de la estratégica región norte de Brasil -importante ruta del narcotráfico fronteriza con Venezuela, Perú y Colombia-, la matanza no habría sido una respuesta a la masacre de Manaos, según las primeras informaciones.
“No es, aparentemente, una venganza del PCC en relación a la Familia del Norte (las dos bandas enfrentadas en la capital de Amazonas)”, dijo el ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, en la presentación del Plan de Seguridad en Brasilia.
Este nuevo incidente ocurre apenas cuatro días después de que una rebelión en el vecino estado de Amazonas dejara 56 muertos en el Complejo Penitenciario Anisio Jobim, la segunda mayor masacre registrada en una prisión brasileña.
La matanza de Manaos se desató el domingo por la tarde tras un choque entre reos miembros del Primer Comando de la Capital (PCC), originario de Sao Paulo, y de la banda local Familia del Norte.
Una “tragedia anunciada” para expertos como Camila Dias, profesora de la Universidad Federal del ABC, que venían alertando de las consecuencias desastrosas que podía traer para el deficiente sistema penitenciario brasileño la guerra abierta entre el PCC y el Comando Vermelho.
Las dos organizaciones criminales más poderosas del país rompieron su alianza en julio, dando inicio a una carrera sangrienta por el dominio nacional del narcotráfico. Después de lo ocurrido en Manaos, organizaciones internacionales como Human Rights Watch o incluso el papa Francisco llamaron la atención sobre las condiciones de vida en las cárceles de Brasil, consumidas por la superpoblación y el dominio de las bandas. Cómodas en su interior, -donde disponen de celulares, armas o drogas-, estas facciones tienen en los presidios su centro de operaciones.
El Colegio de Abogados de Brasil llevará ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos las dos tragedias, motivadas según la organización “por la falta de adopción de acciones concretas por parte del Estado para resolver el problema, que siempre se repite”.