
La Revolución Ciudadana se diluye por todos los costados
Análisis| Peña no tiene una trayectoria histórica en el correísmo. No se acopló al sistema del gran jefe, Rafael Correa
La Revolución Ciudadana debería hacer una pesquisa interna para saber quién fue el idiota, como reza la expresión, que decidió reclutar a Sergio Peña como candidato a asambleísta nacional. No es un tema menor: con su decisión de votar a favor del informe de la comisión del proyecto de gobierno de la ley para desarticular la economía criminal, contradiciendo las directrices de la directiva del movimiento, Peña ha sacado del clóset muchos fantasmas que acosan estos días al correísmo.
(Te invitamos a leer| Rafael Correa a Sergio Peña: "Eres un vulgar oportunista e impostor")
En realidad, Peña hizo que se hiciera público todo aquello que se comentaba en los círculos políticos sobre la descomposición del correísmo. Una descomposición que se debe, básicamente, a un liderazgo vertical donde no caben el disenso ni el debate, por más que los dirigentes se llenen la boca hablando de acuerdos consensuados y de tolerancia.
En ese escenario, la pregunta sobre quién fichó a Peña para ser candidato tiene sentido. Se trata de una figura que no tiene una trayectoria histórica en el movimiento y que, evidentemente, no se acopló al sistema en el que las órdenes del gran jefe deben cumplirse a rajatabla.
Es más, al momento de ser candidatizado, la Fiscalía lo investigaba por asociación ilícita bajo el cargo de vender puestos en las aduanas. Y aunque no tiene antecedentes de haber sido figura del correísmo, Peña fue escogido nada menos que como candidato a asambleísta nacional. Es decir, no era cualquier candidato ni cualquier cacique parroquial que máximo puede aspirar a la diputación provincial.
Pues resulta que ahora que desobedeció las órdenes provocando un shock en su movimiento, Peña es apenas un tiktokero del montón que nunca mereció ser parte del partido.
¿Qué figura del correísmo escogió a Peña?
¿Por qué lo escogieron, entonces? Misterio. Este 30 de mayo de 2025, Rafael Correa le puso un mensaje en X donde lo llama sinvergüenza y sugiere que es un advenedizo. El comentario lo puso a propósito de otro comentario publicado por Peña a un mensaje de la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, ella sí figura histórica del correísmo.
“Peña: No estoy de acuerdo con lo que hace Marcela, pero ella es y ha sido compañera; tú, un vulgar oportunista e impostor. Si eres tan «digno», ¿por qué no renuncias a la curul, que sería lo moralmente correcto? Sobran las palabras. No eres el primero ni serás el último sinvergüenza que nos topemos en el camino”, escribió Correa en su comentario a otro mensaje de Peña en el que se congratulaba por lo que Aguiñaga había escrito.
Aguiñaga y la queja contra la RC
La prefecta, en un mensaje escrito la tarde del jueves cuando había estallado la crisis por el voto de Peña, hacía una crítica al autoritarismo con el que se maneja a la Revolución Ciudadana. “Duele ver en lo que están convirtiendo a @RC5Oficial. El movimiento que construimos con compromiso y esperanza, que fue la primera fuerza política del país, hoy se diluye entre egos e imposiciones. Esto ya no se parece al proyecto colectivo que defendimos. He resistido, he luchado y seguiré luchando desde cualquier espacio, porque las causas solo se abandonan con la muerte. La RC debe reaccionar”, decía Aguiñaga justo el día en el que el tema de Peña se había tomado la conversación en redes sociales.
Suscribo cada palabra. Sin embargo, le aconsejo que tenga cuidado con lo que expresa; no vaya a ser que los caciques del movimiento lo lean y le acusen de traición por expresarse con objetividad. https://t.co/6AOy0KoLEe
— Sergio Peña Veloz (@abg_sergioec) May 30, 2025
En lo que parecía ser una alusión crítica al liderazgo de Correa, el mensaje de Aguiñaga llegó con aires de despedida del movimiento. Lo dicho sobre “egos e imposiciones” no podía ser más claro y directo, luego de que Peña no quiso someterse a las órdenes de la directiva correísta.
Pero lo de Aguiñaga no parece tener relación únicamente con el tema Peña. Pocos días antes, el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, había reaccionado indignado y apesadumbrado por un comentario perverso hecho por Correa por haber contratado a Ramiro García como su abogado defensor en el caso Triple A. Lo de Álvarez y Aguiñaga son casos emblemáticos de la crisis del correísmo: los dos son figuras ascendentes y con legítimas aspiraciones políticas. Ambos deben tener la certeza de que si siguen bajo la sombra de Correa, esas aspiraciones suyas no tendrán futuro.
Los roces en el correísmo
Y mientras Peña, Aguiñaga y Álvarez hacen pública la crisis que hay en el correísmo debido al verticalismo de Correa, el expresidente sigue con su cantaleta de la tinta voladora, en la que ni siquiera figuras encumbradas del movimiento creen.
Una tesis que es tan alucinada que inevitablemente produce dudas en la tropa sobre el equilibrio mental de su comandante. ¿Hay algo más absurdo y desobligante que recibir órdenes de alguien al que le patina el coco? No, y eso es lo que figuras como Álvarez y Aguiñaga deben estar pensando.
Precisamente la tesis de Correa de que hubo fraude por culpa de la tinta voladora ya llegó a la Fiscalía. Lo más curioso, sin embargo, es el argumento: hubo peculado en la compra de los esferos INKreíble con los que supuestamente se habría producido el fraude. Sí, lo más increíble y hasta cómico es que la tesis de la tinta voladora de los esferos INKreíble ha terminado en una denuncia por peculado.
Es decir, según lo que dijo el abogado correísta Carlos Bravo, los vocales del Consejo Nacional Electoral (CNE) se hicieron millonarios con la compra de unos esferos chimbos. ¿Y el fraude? De eso no hay nada.
Es decir, de la tesis de que en las urnas se utilizó una tinta que se pasaba de forma milagrosa de un casillero al otro (únicamente del casillero de Luisa González al de Daniel Noboa) se ha pasado a otra según la cual los esferos eran chimbos y se compraron por un precio muchas veces superior al que se supone es el verdadero.
Es decir, el problema de los esferos comprados por el CNE no se debía a las características voladoras de la tinta, sino al precio. Y eso que lo obvio es pensar que una tinta voladora debería ser más cara que las otras.
El correísmo se hunde. Y sus líderes son los responsables.
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