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Revision necesaria

En los últimos diez días se han producido una serie de situaciones en distintos puntos del país, con diferente desenlace, que nos llevan a plantearnos la necesidad de que las autoridades competentes realicen una importante revisión de sus políticas de planificación y en otros casos de control, frente a los hechos ocurridos.

El miércoles de la semana anterior un tráiler que transportaba una retroexcavadora golpeó un paso peatonal en la avenida del Bombero, afectando importantemente su estructura, sin víctimas mortales que lamentar. A mi criterio, este hecho conlleva la necesidad de que la autoridad de tránsito revise las zonas y las horas por donde pueden circular vehículos pesados.

Esta vez las consecuencias fueron materiales, pero el sector donde sucedieron los hechos es una avenida urbana, de alto tráfico vehicular y peatonal, además de ser una zona donde las vías de acceso son limitadas.

Luego de este hecho, el domingo pasado un buque colisionó con el puente peatonal que une la isla Santay con Durán, una vez más sin víctimas mortales que lamentar. Este hecho se dio apenas un mes y medio después de que el puente fue reabierto en el tramo Guayaquil-Santay, luego de dos choques ocurridos con anterioridad, uno en el año 2017 y otro sin mayores daños en mayo pasado.

Todo lo sucedido nos lleva a examinar la necesidad de hacer una revisión de los estudios que se realizaron en su momento, cuando las autoridades aprobaron la construcción del puente, y la conveniencia o no de mantenerlo abierto. Hay, a mi juicio, razones de seguridad y navegabilidad que la Gobernación junto con la Marina deben considerar antes de tomar decisiones al respecto, porque tres accidentes en poco más de un año ameritan que se evalúe a profundidad si la ubicación del puente es la óptima.

Hasta el momento solo se han producido daños materiales, sin embargo el peligro inminente al que estuvo expuesto el malecón de Durán en el último accidente hace notar que no siempre se correrá con la misma suerte.