Soporte. Rescate Animal cuenta con un centro de recuperación (temporal) para mascotas heridas o enfermas.

El rescate de mascotas solo es tarea de entes privados

Hace seis años, cerca del restaurante El Manantial, ubicado en Urdesa, al norte de Guayaquil, Carla Soria adquirió su primera mascota. Esta estudiante universitaria pagó $ 50 por ‘Sambito’, un french poodle que parecía saludable.

Hace seis años, cerca del restaurante El Manantial, ubicado en Urdesa, al norte de Guayaquil, Carla Soria adquirió su primera mascota. Esta estudiante universitaria pagó $ 50 por ‘Sambito’, un french poodle que parecía saludable.

“Ha tenido leucemia, babesiosis, un problema congénito en su columna y ahora tiene catarata. Me alegra que hayan prohibido la venta de animales en la calle porque las madres son maltratadas y sus bebés nacen como ‘Sambito’, con problemas”, dice.

En 2014 Carla adoptó a ‘Lina’, una perra mestiza con ascendencia schnauzer que fue rescatada por la fundación Yo Amo Animales.

Vio sus fotos en Facebook y contactó a la ONG por correo electrónico. Luego de llenar una serie de formularios para constatar si su hogar era el más idóneo para tenerla, le informaron que sería su nueva dueña.

Acciones como estas de venta, compra y rescate de mascotas se repiten a diario en la ciudad. Este mes y por el protagonismo que el tema ha alcanzado, el Código Orgánico de Ambiente (COA), en el que se incluyen artículos dedicados al bienestar de la fauna urbana, se debate en la Asamblea.

La propuesta, hecha precisamente por los organismos antes citados, entre otros aspectos se inclina por la erradicación de la venta y donación de animales e impulsa la adopción. En la ciudad, esta última está en manos de fundaciones y entes privados.

Un ejemplo es el refugio Protección y Ayuda a Nuestros Animales (PANA), ubicado en la zona de la Pradera 1, que rescata y atiende perros y gatos. Pueden recibir hasta 30 animales. Actualmente cuidan a 25.

Su presidenta, Katiuska Delgado, señala que en los últimos tres meses ha crecido el número de adopciones, porque “las personas han tomado conciencia”. Asegura que esto es así por el incremento de campañas y mensajes en redes sociales.

“La labor es rescatarlos y darles asistencia veterinaria. Se los lleva al refugio el tiempo que el doctor diga”, indica, aunque resalta que todavía hace falta que se detenga la venta ilegal de animales.

Al momento son muchas las personas que hoy tratan de ayudar, a decir de Mónica Cabrera, miembro de Rescate Animal, entidad que en sus cuatro años de gestión ha sacado de las calles a un promedio de 1.500 animales (el 90 % ya adoptado).

“Guayaquil no cuenta con un refugio municipal, ni estatal. Por eso algunos los acogen por cuenta propia y otros simplemente nos los traen”, agrega.

Rescate Animal cuenta con un centro de recuperación que lo maneja en conjunto con la Prefectura del Guayas. “Allí sanamos a los animales, pero una vez que se sanan (y esterilizan) los damos en adopción”.

Eliana Molineros, jefa de Bienestar Animal del Municipio de Guayaquil, asegura que no es competencia de la entidad rescatar y que actualmente no existe un lugar donde se realicen adopciones o rescates.

“Vamos a generar conciencia y trabajar en el tema educativo para evitar el abandono y reproducción que lleva a la sobrepoblación”, asevera.

Añade que tienen programadas campañas masivas, una clínica móvil y convenios con instituciones como Rescate Animal, PANA y Amigos con Cola.

Cabrera aplaude las iniciativas. “Más que un refugio, que a la larga se saturaría, lo que buscamos es alianzas. Crear políticas públicas con los Municipios que nos permitan hacer cambios y mejoras”.

Entre las normativas que se debatirán este miércoles en la Asamblea está la relacionada con la venta de mascotas en los centros comerciales. “Me gustaría que allí solo se venda comida y juguetes para ellos”, dice Cabrera. La ley propone que en estos espacios, además de comercializarlos, se exhiba también a perros y gatos que podrían ser adoptados.

“Eso nos permitiría salvar a muchos más. Lograríamos que todos, sin importar su tamaño y raza, sean cuidados como se debe y tengan cobijo”, manifiesta.

Una encuesta realizada por la Oficina para el Estudio de la Relación entre Animales y Humanos (ERAH) entre julio y septiembre, en el norte de la urbe, reveló que los guayaquileños prefieren comprar antes que adoptar.

Virginia Portilla, jefa de la oficina, señala que entre las razones están la raza, el estatus y la edad. Está de acuerdo con que se regule a las tiendas y la venta clandestina, pues “no hay cómo saber en qué condiciones están los animales”.