“Por favor, que saquen a Los Lobos de acá porque va a haber otra matanza. Nos tiran a matar desde mediana (seguridad)”, le decía ayer un interno de la cárcel de Santo Domingo, vía telefónica, a su esposa. Ella lloraba suplicando a los militares que custodian el centro que intervinieran de forma urgente.

Luego de las 10:00 empezaron a llegar refuerzos policiales y militares a la prisión, ubicada en el sector de Bellavista, donde el lunes pasado se registró una masacre que dejó 44 presos fallecidos.

Decenas de reos se aglomeraron en la puerta y gritaron por su seguridad. Otros, en cambio, se subieron a los techos, desde donde agitaban sus brazos y hacían reclamos.

El ambiente se enrarecía por el humo que salía del interior de la cárcel, aparentemente por la quema de varios colchones, según Hugo Parra, jefe del Cuerpo de Bomberos de la ciudad. “No se pudo entrar a la zona caliente. Dejaremos un oficial con los insumos necesarios para actuar”, indicó.

Esto evidenciaba que la situación no estaba controlada y afuera los familiares de los PPL rogaban por información. Algunas madres no tenían noticias de sus hijos desde la madrugada del lunes.

“No me he movido de aquí. Necesitamos saber si están vivos o muertos”, comentó entre lágrimas una de ellas.

Hubo estallidos, aparentemente, de bombas lacrimógenas lanzadas por los uniformados para controlar la situación. Luego, los reos que gritaban en la entrada fueron retirados y hubo una tensa calma.

El departamento de Comunicación del Ministerio del Interior confirmó que internos pedían beneficios, aunque los parientes decían que había enfrentamientos.

El Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad    y Adolescentes Infractores (SNAI) emitió un comunicado    pasadas las 13:00 en el que informó que ante los incidentes se “activaron los protocolos de emergencia y se ejecutaron las acciones correspondientes (...).    Evitando así dicho amotinamiento”.

Durante la jornada de tensión de ayer, vehículos entraban y salían del centro de rehabilitación social.

Al mediodía, unos 70 internos fueron trasladados a otras cárceles del país, entre el descontento de familiares que pedían algún dato que les dé calma. Tampoco hubo información del destino de las personas privadas de la libertad.

“No tienen que sacar a nuestros familiares, sino a Los Lobos. Por favor, señor presidente, saque a Los Lobos de aquí”, insistió una de las madres. Para ellas, esa banda delictiva sería la responsable de la violencia registrada en el sitio, pues es la primera vez que sucede una matanza allí.

La tensión aumentó cuando llegaron paramédicos con camillas, pasado el mediodía. “Nos reportaron heridos”, dijo uno de ellos para que los dejaran pasar a la cárcel.

Hasta esa zona también acudió un vehículo de Criminalística, cuya presencia generó especulaciones sobre la existencia de víctimas mortales. Las autoridades no dieron información al respecto, algo que aumentó la incertidumbre.

• Análisis

Sin garantía del control

El experto en seguridad Efrén Guerrero dice que la poca información de lo que realmente sucede, es una muestra de que aún “está muy lejos tener el control”. Además, cuestiona el accionar de la Fiscalía y las medidas adoptadas. “Las víctimas y los victimarios están juntos. Se controla a las grandes cárceles y (la violencia) migra a las pequeñas”.