El Palacio de Carondelet, testigo de la historia republicana del Ecuador; la iglesia de la Compañía de Jesús, con su retablo de pan de oro que brilla con luz propia; la iglesia de San Francisco, un museo de arte colonial; y la Catedral, con su imponente fachada neogótica, son solo algunas de las joyas arquitectónicas que engalanan el Centro Histórico de Quito.

Santiago Chiriboga, restaurador del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), explica que la clave para mantener la magia de este lugar reside en la preservación de los oficios tradicionales, el uso de materiales locales y la constante labor de restauración. “Es un trabajo meticuloso que requiere de mucha paciencia y dedicación”, afirma.

El IMP desarrolla el plan integral de conservación de fachadas, atrios y otros elementos de piedra de edificaciones religiosas, en cumplimiento de su misión de proteger el patrimonio material e inmaterial en Quito.

En la primera fase, que comenzó en octubre de 2023 y se extenderá hasta mediados de 2024, se interviene en diez espacios que presentan niveles altos de deterioro, con la finalidad de estabilizar sus materiales constructivos y preservar sus valores de autenticidad, detalla el Municipio.

San Agustín, el arco de la Reina, la capilla San Juan de Dios, el Carmen Alto, Santa Clara, la Catedral Metropolitana, San Francisco, La Compañía, Santo Domingo y La Merced forman parte de estas obras, que cuentan con una inversión de 268.353,76 dólares.

“Es un trabajo meticuloso que requiere de mucha paciencia y dedicación”, explica Chiriboga. “Cuidamos cada detalle para que los bienes no pierdan su esencia ni su forma original”, menciona.

Los daños en las fachadas son producto de diversos factores, como las palomas, el vandalismo, factores atmosféricos y biológicos provocan manchas ácidas y forman una capa sobre la piedra.    “Para estos casos, se realiza un tratamiento previo con sustancias que permiten limpiar y desinfectar antes de iniciar la restauración”, explica el experto.

Preservar el legado memorable  del Centro Histórico de Quito es una tarea crucial para mantener viva la memoria de la ciudad. Si bien su conservación ha sido reconocida con varios galardones, expertos y autoridades coinciden en que hay retos que afrontar para convertirlo en un destino turístico integral y sostenible.

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Factores sociales como la presencia de habitantes de calle y la inseguridad generan preocupación, al igual que la falta de servicios básicos como baños públicos.

Wilson Merino, concejal de Quito, enfatiza la necesidad de invertir en la agenda social y crear programas para atender a estas problemáticas.

Más de 300 predios municipales abandonados representan una oportunidad para la reactivación económica, social o cultural. “La ordenanza de aprovechamiento de bienes inmuebles podría ser clave para convertir estas casas en proyectos de baños públicos, espacios culturales o turísticos”, detalla.

Etzon Romo, gerente general de Quito Turismo, destaca el trabajo en marcha para fortalecer el sector turístico: “Estamos trabajando en seguridad turística, senderos seguros y capacitación a la industria para garantizar un servicio y productos de calidad”.

Para Romo, la belleza patrimonial de Quito es un tesoro invaluable, pero su desarrollo sostenible requiere un esfuerzo conjunto para enfrentar los desafíos y convertirlo en un destino turístico integral y atractivo para visitantes de todo el mundo.

La belleza patrimonial de Quito le ha valido ocho premios como Destino Ciudad Líder de Sudamérica en los World Travel Awards. Sin embargo, aún queda trabajo por delante para convertirla en un destino turístico integral y sostenible.

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