Experiencia. El apicultor Rommell Carrera muestra un enjambre en su stand, en el malecón del Salado.

Una picadura de temor a causa de las abejas

Avispas o abejas asesinas. No es el título de una película de terror. En China, en 2013, más de 1.600 personas sufrieron el ataque del avispón asiático. Hubo 41 víctimas mortales.

Avispas o abejas asesinas. No es el título de una película de terror. En China, en 2013, más de 1.600 personas sufrieron el ataque del avispón asiático. Hubo 41 víctimas mortales. Esa especie también causa alarma en países europeos este año, y aunque no ha llegado a Ecuador, la noticia del fallecimiento de un trabajador municipal tras un ataque de abejas provoca inquietud.

Aún la autopsia no determina si la causa de la muerte fueron las picaduras que sufrió cuando huía de ellas luego de que la maquinaria que supervisaba aparentemente derrumbó un panal. Sin embargo, uno de los rescatistas dijo que estaba completamente picado y que su cuerpo lucía rodeado de abejas muy agresivas.

El caso causa alarma; pero expertos dicen que no existen fundamentos para estas. En Guayaquil no hay zonas identificadas como peligrosas por la presencia de abejas. De hecho, el comportamiento de los insectos en este caso es natural, pues frente a un elemento ajeno a su especie siempre habrá una conducta agresiva, explica el doctor Joubert Alarcón, magíster en Entomología (estudio científico de los insectos).

El fallecimiento de un ciudadano, sin embargo, deja sobre el tablero una interrogante: ¿cuándo pueden las abejas convertirse en mortales? La densidad al momento del ataque es proporcional al daño de su picada, pues una reacción alérgica a la proteína que inyectan desencadenará la muerte de los individuos expuestos. Es decir, depende de la sensibilidad del organismo y de cuánto veneno reciba el cuerpo.

Así el escenario, todas las abejas son potencialmente agresivas, y no solo con los hombres. La reacción es idéntica al momento en que se sienten invadidas con cualquier presencia extraña: esto incluye a los animales, las aves domésticas, los ruidos y más condiciones desfavorables.

Hay pruebas de aquello. El apicultor Rommell Carrera, con tres décadas de experiencia en la producción de enjambres, recuerda que hace tres años hubo un ataque de abejas en La Concordia. “Se alborotaron. Mataron como a diez perros y veinte gallinas. Siempre siguen la sangre caliente”.

Carrera, que exhibe un panal y varios productos en el malecón del Salado, explica que hay tres tipos de abejas: la roja, la amarilla y la negra. La primera es medianamente agresiva, la segunda, mansa, y la última, que es la que más miel produce, es la casi ‘indomable’.

Él ha participado en varios servicios de auxilios por ataques de abejas en la costa sur. Con su experticia, recomienda que si en algún momento las abejas lo atacan, debe correr en zig zag. “La única alternativa para evitar picaduras es huir”.

No es la primera vez en el año en que se produce un ataque de abejas. En julio, una invasión de estos insectos obligó a detener el partido entre River Ecuador y Aucas, que se disputaba en el Alberto Spencer.