Pena de muerte

Históricamente, se sabe que el gobierno jamás se preocupó por la salud de los habitantes de Guayaquil, de la provincia del Guayas, y del resto de la costa. Sus moradores, en medio de una desprotección y abandono total, tuvieron que soportar los embates del cólera, la peste bubónica, la malaria y la fiebre amarilla, y salieron avante.

Esta irresponsabilidad sanitaria obligó a los habitantes de la zona a proteger su salud y a defenderse de las inclemencias. Así, hace 130 años nació la Junta de Beneficencia de Guayaquil, hoy en crisis, que con sus 4 hospitales enfrentó la problemática local y regional con gran eficacia, logrando convertirse en un ícono de la atención en salud del Ecuador.

Distinguidos e inolvidables galenos preocupados por la tuberculosis crearon LEA y apoyándose con el Hospital Alfredo J. Valenzuela, hoy cerrado, lograron mejorar el control de esta enfermedad, gracias a su organización y a los tisiólogos que laboraron en él.

El cáncer, de agresividad atroz, que liquida física, mental, emocional y financieramente a quienes lo padecen, se estrelló con el advenimiento de Solca, extraordinario bastión para combatirlo, lo que dio a esta institución un prestigio indiscutible que una ley de marras pretende destruir.

El hospital León Becerra, de la Sociedad Protectora de la Infancia, fue un crisol de formación de pediatras que tuvimos el privilegio de pasar por sus salas, bebiendo el saber y enriqueciéndonos con las experiencias clínicas, el cual posteriormente se convirtió en una unidad hospitalaria para la atención valiosísima de niños y adultos, hoy asfixiado económicamente.

¿Habrá un plan macabro para eliminar a los habitantes de la costa implantando un sanguinario control demográfico? El MSP no cancela sus deudas y hace gala en TV de lo que dice haber entregado, sin mencionar lo que debe, gracias a muchos auditores que fueron programados para no aprobar nada y dar largas a los procesos, evitando hacer pagos absolutamente justos, que por no llegar a tiempo están quebrando a muchas instituciones de salud. ¡No nos liquiden tan sutilmente!

Y sigo andando...