Participación. Luego de dos años los tanques vuelven a desfilar en Guayaquil.

La parada militar modifica tiempo, lugar y extension

La parada militar con la que ayer se rindió homenaje a Guayaquil por sus 197 años de independencia tuvo un giro de 180 grados con respecto a las anteriores.

La parada militar con la que ayer se rindió homenaje a Guayaquil por sus 197 años de independencia tuvo un giro de 180 grados con respecto a las anteriores. Las habituales dos horas de duración se redujeron a 55 minutos; y el recorrido que antes era de más de un kilómetro no superó esta vez los 500 metros.

El desfile se desarrolló desde las 11:00 en un tramo de la avenida Paseo del Parque, que conecta al antiguo escenario, la autopista Narcisa de Jesús Martillo Morán, con la avenida Francisco de Orellana, en el norte de la urbe.

El oficial relator de la parada militar, Santiago Caicedo, explicó que uno de los motivos de la reducción del tiempo fue la suspensión del salto de paracaidistas, debido a que las condiciones meteorológicas no lo permitían.

Pero manifestó que el factor tiempo no afectó el recorrido de alrededor de 3.000 uniformados pertenecientes a las fuerzas navales, terrestres y aéreas, así como de las unidades acantonadas en la provincia.

El director del Centro de Estudios Históricos del Ejército, Cristóbal Espinoza, informó que otro motivo para la reducción del tiempo fue que el presidente Lenín Moreno, presente en la parada, debía cumplir otras actividades oficiales en Guayaquil.

Pero consideró que los 55 minutos permitieron que las autoridades y el público observaran “el civismo, el honor y las características multicolores de las unidades que rindieron su saludo a la ciudad”.

Esto tomó por sorpresa a cientos de personas que llegaron tarde y se resignaron a escuchar la canción ‘Guayaquileño, madera de guerrero’, interpretada por las bandas de la Escuela Superior Militar Eloy Alfaro y de la Marina, con lo que cerró el evento.

Mariana Parrales se sintió frustrada porque sus dos hijos pequeños se quedaron con las ganas de observar la parada, que se realiza cada dos años.

Ella vive en la ciudadela Sopeña, en el sur. La congestión vehicular que soportó la ciudad por otros actos le impidió llegar a tiempo a Samanes. “Salimos a las diez y calculaba llegar en cuarenta minutos, pero nos hicimos más de una hora”, enfatizó.

Otro detalle de la parada militar de ayer es que el presidente Moreno estuvo acompañado del alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, quien no asistía a este tipo de actos desde 2007, tras el rompimiento de las relaciones políticas con el entonces primer mandatario, Rafael Correa.

El desfile inició con la intervención de cadetes del Liceo Naval, quienes representaron a grupos étnicos del país. Una de las estudiantes se dirigió a Moreno para expresarle que ha traído al país “aires de libertad, unión y paz”. Él respondió con una sonrisa, gesto al que se unió Nebot.

Subido en el capó de la camioneta de su progenitor, Neymar Parreño, de dos años de edad, apenas lograba divisar el desfile. Pero eso poco le importaba al niño, quien lucía un impecable uniforme similar al que visten los miembros del Ejército e imitaba también el saludo, llevándose su mano derecha a la frente. (Ver la foto de la portada).

Para él, lo más importante era escuchar y mantener el ritmo del toque marcial. Nada lograba desconcentrarlo, ni siquiera las personas que se acercaban para fotografiarlo ni el paso de los aviones.

Neymar llegó con su familia desde Milagro, junto a sus padres Marlene y Javier Parreño. “Fue idea de mi hijo vestir el uniforme y subir al carro para unirse al desfile, aunque sea algo distante”, comentó su progenitor, quien es cabo primero del Ejército.

De Atahualpa al siglo XX

El inicio de la parada militar llamó la atención del público y no fue precisamente por la presencia de los tanques de guerra.

Se hizo referencia a los momentos históricos para lograr la libertad. Para ello se remontó a la época de Atahualpa, la Colonia, la independencia y las guerras del siglo XX.

El programa cívico continuó con la recreación de la historia de la Bandera.

El director del Centro de Estudios Históricos del Ejército, Cristóbal Espinoza, calificó a la programación como “especial, porque además de buscar recuperar el civismo de las nuevas generaciones, se busca mostrar nuestra identidad”, respondió ante la consulta de EXPRESO.