Actualidad

Ninos futbolistas contra hombres

Debutar en Primera División es la ilusión de todo joven futbolista. Sueño que en ocasiones tarda en llegar debido a los procesos que se tienen en los equipos.

Niños futbolistas contra hombres

Debutar en Primera División es la ilusión de todo joven futbolista. Sueño que en ocasiones tarda en llegar debido a los procesos que se tienen en los equipos. Sin embargo, hay otros afortunados que consiguen alcanzar la meta cuando son aún menores de edad.

Hace poco un chico de 13 años, Karamoko Dembelé, saltó al campo para jugar con el segundo equipo del Celtic de Glasgow, que alberga futbolistas de hasta 20 años de edad.

Al día siguiente, Dembelé entrenó con el primer equipo a las órdenes de Brendan Rodgers. No era la primera vez. “Tiene algo especial, pero me llega por las caderas”, resumió el zaguero Erik Sviatchenko.

Pocas horas después Mustafa Kapi, de 14 años, disputó varios minutos con el primer equipo del Galatasaray turco en un partido amistoso.

No se discute su talento, pero se debate sobre las imágenes que dejaron su puesta en acción: se trataba de niños contra hombres.

Pasada la efervescencia del debut se dispararon algunas alertas y apareció Chris McCart, el director del fútbol base del escocés Celtic, para terciar: “No podemos olvidar que tiene 13 años, se le ha dado una oportunidad y eso indica la calidad que atesora, pero debemos continuar su desarrollo a un ritmo medido. Es crucial que no lo empujemos”. Demasiado tarde. Dembelé ya está en boca de todos y no dejan de sucederse informaciones sobre el interés de los mejores clubes de Europa por incorporarlo. Se apunta también sobre un conflicto que ya se larva entre Escocia, Costa de Marfil e Inglaterra para definir, llegado el caso, la camiseta de qué país defendería.

“En el fútbol si te equivocas adelantando etapas es muy complicado volver atrás”, previene Albert Gil, responsable de las categorías inferiores del Deportivo, trabajo que ya ejerció en Valencia, Real Madrid y el Tigres mexicano.

En el balompié y quizás también en la vida, el ascensor sube con gusto, pero baja con lastre.

Según el psicólogo del deporte, José Carrascosa, los riesgos que se corren mezclando niños con hombres son evidentes y muy grandes, porque “tanto a nivel físico como emocional no están preparados para una exigencia máxima”.