Los migrantes que abandonan Nicaragua de manera forzosa son un producto de exportación, debido a que luego envían remesas que "sostienen gran parte de la economía nacional", afirmó este domingo el obispo Rolando Álvarez, uno de los más influyentes del país centroamericano.

"Pienso en su dolor, en la fuerza de espíritu que necesita quien debe dejarlo todo, a veces a su propia familia, para evitar graves dificultades y peligros, porque no encontraron en su patria lo que esta debió ofrecerles, y ahora con sus remesas sostienen gran parte de la economía nacional, se convierten, lamentablemente, en productos de exportación ¡Qué dolor más grande!", dijo el religioso en su misa dominical en la catedral de Matagalpa (norte).

Según la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), más de 108.000 ciudadanos de Nicaragua abandonaron su país entre 2018 y 2020, mientras que la organización Nicaragüenses en el Mundo (NEEM) sostiene que otros 100.000 optaron por el exilio en 2021, en el contexto de las elecciones generales polémicas, en las que el presidente Daniel Ortega fue reelegido por cuarta vez consecutiva.

Datos del Banco Central de Nicaragua (BCN) indican que entre enero y noviembre de 2021 los nicaragüenses enviaron 1.933,2 millones de dólares en remesas, una cantidad superior a los 1.390,8 millones de dólares remitidos en 2017, año previo a 2018, cuando inició el éxodo hacia el exilio.

Las remesas representan un 14,6 % del Producto Interno Bruto (PIB) de Nicaragua, que se ubicó en 12.621,5 millones de dólares en 2020.

Organizaciones como el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) sostienen que los nicaragüenses se arriesgan a los peligros de migrar sin documentos, especialmente a Costa Rica, Estados Unidos o España, al no tener otra opción, ya que en su país sufren asedio de las autoridades, o porque la crisis del país les impide sostener económicamente a sus familias.

"No podemos ignorar el sufrimiento de tantas familias debido al miedo en el que viven, el asedio, la falta de trabajo. Hoy muchas de nuestras familias carecen de los medios básicos para obtener mínimamente el pan de cada día, carecen de lo indispensable para un nivel de vida digna, quedándoles como opción abandonar la tierra que les vio nacer en una migración forzada", sostuvo Álvarez.

"Abandonan sus pertenencias, sus arraigos, sus afectos, dejan sus derechos, poniéndose a merced tantas veces de personas sin escrúpulos, e inician un camino en la mayor de las incertidumbres. Familias completas, padres, madres, hermanos, huyen de su tierra y caminan la caravana del desierto, la caravana de la muerte", agregó el obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la de Estelí.