Para los zarumeños que habitan en el casco urbano y comercial de la ciudad, las noches ya no son tranquilas. Las detonaciones de mineros, presumiblemente ilegales, pueden escucharse por todo el carcomido cerro, como una campanada que los invita a recordar al socavón con el que de mala gana han aprendido a convivir.

En los alrededores del hundimiento, las estructuras ya empiezan a mostrar agrietamientos, propios del movimiento de la tierra, lo que ha motivado a muchos a buscar un nuevo hogar en zonas menos comprometidas.

Los más optimistas ponen sus casas en venta, hasta en un 30 % menos del valor que se estimaba tenían años antes del problema. “Aquí una villa no se vendía por menos de 40 mil dólares, por ser centro, pero ahora se están vendiendo por casi la mitad. Es que ¿quién va a querer venir acá tan cerca del socavón?”, cuenta a EXPRESO Mariuxi Alvarado, quien por casi 37 años vivió detrás de la escuela La Inmaculada, donde tuvo lugar el hundimiento.

Pero el temor no se limita a los alrededores del socavón. “Leímos que por aquí hay una veta, entonces mejor no arriesgar”, expresó un morador que pidió que se lo identifique como Juan, a secas. En la fachada de su casa de 2 pisos se lee un letrero de “Se vende por viaje”.

Juan admite que “está dura la venta” y agrega, en confidencia, que no engaña a quienes van a preguntar el precio -que tampoco quiso revelar- pero que omite hablar sobre los rumores de que en su sector también podría darse un hundimiento.

Así se refleja la realidad de un mercado inmobiliario que se tambalea como los pilares de la escuela a medio hundir que está en la ciudad orense.

En la calle Luis A. Crespo, los vecinos son conscientes del problema, incluso más que los mismos organismos gubernamentales, afirma Carolina Cifrado, una de los moradores. “Hasta acá no ha llegado nadie a decirnos cuál es el riesgo real del hundimiento. En todas las casas del barrio las grietas se ensanchan cada día, ni siquiera sabemos para dónde correr si pasa algo”, dice con preocupación.

Cifrado construía 2 pisos más a su casa, cuando ocurrió el desplome del piso, lo que la obligó a paralizar la obra y reconsiderar su estadía en la casa donde vivió por 25 años.

Gestión

La declaratoria del estado de excepción por 60 días, que permitirá al Gobierno movilizar recursos y fortalecer la lucha contra la minería ilegal, representa una pequeña victoria para los zarumeños. Una comitiva de ese cantón orense viajó a Quito para reunirse con el presidente Lenín Moreno.

‘Sableros’

Los moradores de Zaruma esperan que con la movilización de las Fuerzas Armadas se ponga fin a las detonaciones de los ‘sableros’. La comunidad cree necesario que también empiecen los diálogos sobre la estabilización de los hogares aledaños a las zonas sensibles de la ciudad.