Feminismo
Mujeres indígenas, afrodescendientes, obreras y colectivas feministas se unieron para marchar en Quito.Henry Lapo

“Quienes no se mueven no notan sus cadenas”, uno de los gritos del 8M en Quito

En la capital, la marcha fue de colores: rojo y negro para reclamar igualdad laboral y salarial, verde para defender el cuerpo y el territorio y, morado como símbolo latente de la lucha feminista.

Mucho antes de las 10:00, al menos, un centenar de mujeres se había congregado en los exteriores de la Caja del Seguro Social, en el centro-norte de Quito para la marcha del 8 de marzo, día en el que se conmemora la lucha feminista a nivel mundial. 

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Pancartas, banderas y consignas resaltaban entre las jóvenes que se alistaban para la caminata, que concluiría en la Plaza de Santo Domingo, en el centro de la ciudad.

Vestidas de colores, las caminantes formaban una especie de marea que avanzaba efusiva por las principales calles de la zona. A una sola voz gritaban consignas como: “ni víctimas ni pasivas, mujeres combativas”, “muertes abusos, también violaciones, eso es lo que callan las instituciones”, “avanza, avanza la lucha feminista por una educación popular y no sexista”, “la chapa, la chapa, la chapa no es sorora, la chapa es asesina, enemiga y opresora”, “quienes no se mueven no notan sus cadenas”, entre otras.

De ese modo, la marcha fue sumando participantes. En la primera parada, las jóvenes vestidas con rojo y negro querían dejar un mensaje en favor de la igualdad laboral y salarial, así como el antifacismo. En la segunda parada (en la Plaza de San Blas), usando color verde, las mujeres defendían el cuerpo y el territorio.

Finalmente, todas llegarían hasta Santo Domingo, donde las representaba el color morado, como un símbolo latente de la lucha feminista, popular y latinoamericana. 

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Varios colectivos formaron parte de la movilización, incluso mujeres de comunidades indígenas llegaron a la capital para unirse a los pedidos. Por ejemplo las mujeres amazónicas arribaron a Quito para denunciar sobre la situación de Derechos Humanos que se vive en sus territorios y concienciar a la gente que proteja la selva.

Sin embargo, no solo las mujeres se juntaron para la movilización, varios hombres acompañaban a las caminantes durante el recorrido de casi tres kilómetros. Ellos, cargados con pancartas, también cantaban las consignas feministas, asegurando que la lucha por la igualdad no tiene género.

En el parque del Arbolito, también en el centro-norte de Quito, se replicó la marcha. En el sitio se juntaron varias organizaciones de personas desaparecidas para reclamar las búsquedas ineficientes que se han realizado por su “madres, hijas, y hermanas”.