“La obra publica sin la apropiacion ciudadana no tiene sentido”
Luego de ser, en los 90, la ciudad más violenta del mundo, Medellín es ahora un referente de urbanismo e innovación. La Secretaría que preside Paula Andrea Palacios está relacionada con la ocupación del espacio público.
A medida que Medellín se alejaba de los golpes del narcotráfico y la violencia, se convertía en un referente de urbanismo social, movilidad sostenible e innovación. Para su Secretaría de Infraestructura, la clave fue escuchar a una ciudadanía que estaba cansada de emitir gritos de terror. Actualmente, la meta municipal es el medioambiente y convertirse en un referente de movilidad eléctrica en Latinoamérica.
- ¿Cómo Medellín pasa de ser la ciudad más violenta a un referente de innovación?
- Es un proceso de resiliencia en el que la ciudad, a partir de buenas prácticas de los gobiernos, ha tenido un componente muy importante que es escuchar al ciudadano. Es estar sintonizado con unas necesidades reales de la ciudad. Es proyectar la ciudad con base en las problemáticas tanto desde lo social como lo físico. Y con base en esa planeación, poder darle continuidad gobierno tras gobierno a la planificación de ciudad. El éxito de Medellín ha sido que cada gobierno, independientemente de la afinidad política, siempre ha tenido como base la planificación de la ciudad.
- ¿En qué ejes se centró Medellín para su planificación urbana?
- A nivel de urbanismo, ha sido fundamental entender las condiciones físicas del territorio. Adicionalmente, Medellín es un valle que se ha conurbado con otros municipios del área metropolitana. Eso también ha implicado tomar decisiones muy grandes en términos de la conectividad del transporte público, en términos de usos de suelo y en términos de la planificación del territorio.
- ¿Qué tan importante es la conurbación en ciudades en expansión como Guayaquil y como Medellín?
- Realmente es una problemática cuando no existe una planificación, que es lo que pasa normalmente en las ciudades latinoamericanas. Tenemos fenómenos demográficos que van llegando a las ciudades por industrialización, por violencia, por tantas situaciones que se van presentando y esto va llevando a problemas de demandas mayores.
- ¿Cómo Medellín hizo para controlar el crecimiento desordenado de la ciudad, como ocurre en Guayaquil?
- Nuestras laderas tienen problemas de densificación y de crecimiento desordenado. Primero hemos elaborado un diagnóstico desde varias disciplinas, principalmente desde lo social y cultural. Entender esa parte social es fundamental. De ahí, Medellín hace unos 15 años emprendió un primer modelo que fue muy exitoso y que hoy hace que Medellín sea reconocida: el urbanismo social. Entender cómo en estas comunidades había una problemática social grande para poder tejer el territorio desde el urbanismo.
- ¿Qué identificaron?
- A partir de esto también hay un componente de identificación de las condiciones de riesgos, de las condiciones físicas, de las necesidades de transporte. Planificar la ciudad desde la integridad del transporte es fundamental. Creo que parte del éxito que ha tenido Medellín en este tema es que ha podido ir integrando diferentes rutas y diferentes mecanismos de transporte de mediana y alta capacidad al sistema central que es el Metro. Tenemos un sistema de Metrocable (aerovías) que beneficia a la población de las laderas. Tenemos un sistema de mediana capacidad, Metroplus, que es un sistema de buses. Y esa gran columna vertebral que es el Metro.
- En términos de infraestructura, ¿qué es lo más importante que tienen, que podría servir de referencia para una ciudad como Guayaquil?
- Sin duda, el transporte público. Es el primer dinamizador para tejer la ciudad con proyectos urbanos integrales.
- Además de lo físico, hay que destacar la ‘Cultura Metro’ (campaña para el buen comportamiento en las unidades de transporte) que tienen. ¿Cómo se consigue esa capacidad de la ciudadanía para cuidar la obra pública?
- La obra pública sin la apropiación del ciudadano no tiene sentido. Cuando el Metro empezó como proyecto, hubo un tema que fue fundamental: educar. Nos educaron sobre los beneficios que nos iba a traer el sistema y el comportamiento que debíamos tener como ciudadanos. Eso fue envolviendo a la ciudad como en una cultura con respecto al transporte que hoy, 25 años después, sigue en el corazón de los ciudadanos. Difícilmente se ve basura en el Metro o bancas rayadas. Cuando eso pasa, es la misma gente quien defiende su sistema.
- En la ciudad de Guayaquil, muchas veces son los mismos ciudadanos los que afectan la obra pública. ¿En Medellín hay sanciones duras si esto ocurre?
- Más que la sanción, es apelar al amor del ciudadano, en que se sienta orgulloso de lo que tiene. Saber que las cosas son de todos y que todos debemos cuidarlas es lo que realmente hace que la ciudad en un porcentaje alto, porque no quiere decir que Medellín no tenga vandalismo, esté blindada contra ese tipo de situaciones. Más que la administración, es el propio ciudadano el que recrimina cuando los otros lo hacen. Eso requiere de tiempo y constancia. A nivel político es un tema de decisión.
- ¿Cómo, a través de la administración municipal, se fueron alejando de la violencia que los estigmatizó?
- Fue un aprendizaje colectivo. Medellín sufrió mucho y sigue teniendo las secuelas de toda la problemática del narcotráfico, porque hay ciclos que han sido difíciles de romper; pero se ha trabajado como comunidad, como sociedad. Hay que apostarle al tema educativo. Administraciones pasadas se enfocaron en la primera infancia, luego por jóvenes en los colegios y ahora se ha hecho una apuesta por los estudiantes de la educación superior, en darles educación gratuita. Creemos que el camino es ese. Queremos una ciudad educada, pero que brinde los servicios oportunos a los ciudadanos.
- Y hablando de la educación superior, ¿qué tan importante es la academia en estos procesos de innovación y urbanismo?
- Fundamental, fundamental. Es la clave para que las ciudades avancen. Es parte del éxito de Medellín. Acá las universidades se involucran de manera permanente a través de proyectos de investigación, de becas para los jóvenes, generando opinión sobre los temas de ciudad, participando activamente en los debates de ciudad en el entorno académico. Esa integración es fundamental y las políticas públicas de Medellín se han logrado a partir de esa integración.
- El tema medioambiental es prioridad para Medellín...
- Hemos basado en un concepto de urbanismo ambiental todos los proyectos que se puedan desarrollar desde las diferentes secretarías. El urbanismo ambiental es un urbanismo pensado desde el paisaje, desde nuestra realidad climática. A partir de eso, hemos tejido redes ambientales a través de corredores verdes. Actualmente estamos convirtiendo parte de los pisos duros de ciudad en zonas verdes.
- Si pudiera asesorar a Guayaquil para mejorar su urbanismo, ¿por dónde empezaría?
- Lo fundamental es poder hacer una gran lectura a nivel de territorio social y físico, para identificar los caminos que debe empezar a tejer la ciudad. A nivel social, hacer mucho trabajo de confianza ciudadana, con el que se pueda generar amor por lo público. Que el equipo de gobierno esté en la calle con el ciudadano, hablando y entendiendo el problema.