“Lawfare” anticorreista

Tiene razón el expresidente Rafael Correa en calificar como “lawfare” (método judicial para desacreditar a un adversario político) la solicitud de convocatoria de audiencia para vincular al exmandatario en una supuesta tentativa de secuestro al entonces asambleísta ecuatoriano, prófugo de la justicia, Fernando Balda, hecho que supuestamente habría tenido lugar en Bogotá en 2012. La solicitud fue presentada por el fiscal general del Estado (e) Paúl Pérez -como todo funcionario encargado, ansioso de notoriedad-, y fue aceptada de inmediato por la juez de la Corte Nacional de Justicia, Daniela Camacho, con el beneplácito del presidente Lenín Moreno, según se infiere de las palabras de su secretario particular, Juan Sebastián Roldán, al aclarar que el Gobierno tiene mucho respeto por el trabajo que hacen los entes de control como la Fiscalía y las cortes. Esto ha permitido que fiscales y jueces tomen “decisiones difíciles”, al tiempo de calificar de muy grave la vinculación de Correa al caso Balda, porque se trata de un expresidente que ha tenido alguna participación en un secuestro fuera del país. Caso juzgado para Lenín y su entorno.

Simpatizantes del exmandatario, así como dirigentes y asambleístas, protestaron en las redes sociales, y también en los bajos del edificio donde funciona la Legislatura en Guayaquil, y en los exteriores de la Asamblea Nacional, en Quito, por este claro hecho de persecución política.

La judicialización de la política contra el expresidente Correa en el gobierno “morenista” de hoy es una realidad evidente, un virus político que no existía antes de que Lenín Moreno, este insólito hijo de la fortuna, se encontrara rigiendo un país al que abraza en gesto paternal y beatífico, cruzando los brazos sobre el pecho, mientras mantiene una sonrisa estereotipada cada vez que se presenta en sus intervenciones públicas, absolutamente insustanciales y llenas de lugares comunes y frasecitas hechas.

Este primer año de su gobierno, según dice, se le ha ido en “poner la casa en orden”. Y ha manifestado su deseo de entrar en la Alianza del Pacífico y celebrar acuerdos con los Estados Unidos (¿a qué precio?)

La incógnita Lenín Moreno está todavía íntegra por despejar.