El prefecto del Guayas, Jimmy Jairala recibió a EXPRESO para esta conversación.

“No es una decision facil. No es decir ‘me voy con este’ y ya”

El prefecto del Guayas, Jimmy Jairala, quien recibió a EXPRESO para esta conversación, suele citar a la británica Margaret Tatcher para explicar su postura: “Estar en el centro es lo más difícil, porque te pueden arrollar los carros que van o los que v

Rigurosamente en el centro. El prefecto del Guayas, Jimmy Jairala, quien recibió a EXPRESO para esta conversación, suele citar a la británica Margaret Tatcher para explicar su postura: “Estar en el centro es lo más difícil, porque te pueden arrollar los carros que van o los que vienen”. Hoy, aunque no lo digan ni Tatcher ni Jairala, estar en el centro es también una ventaja, porque puedes pedir un aventón a los que van o a los que vienen. Por eso Centro Democrático, su movimiento, mantiene negociaciones a doble vía mientras se da esta charla: por un lado, Lenín Moreno; por otro, Paco Moncayo. O si se quiere sin nombres, hace lo que nadie más podría: negociar con el oficialismo y con la oposición. Es más difícil que deshojar margaritas.

Vea la situación de mi movimiento, es diferente. No como en el 2012. Ahora somos un movimiento nacional que tiene que cumplir ciertas metas. Así que no es una decisión fácil. No es decir me voy contigo y ya. Tengo que pensar en el movimiento y no nos conviene un acuerdo solo provincial. Es nuestro debut.

De todas formas tiene ventaja: negociar a un lado y otro...

Sí. Ser de centro es difícil. Pero en este momento es una ventaja. Y por fin veo que se entiende qué es el centro.

¿Dónde quedan los principios partidistas? Porque usted va más allá de un diálogo, busca una alianza. ¿Cómo explica poder estar de acuerdo con un gobierno de oficialismo o de oposición?

No. Yo no lo veo a Moncayo como de oposición. Si bien es cierto en el Acuerdo Nacional hay personas de ese bando, a Moncayo lo he escuchado decir que no está de acuerdo con las refundaciones. Eso me parece correcto. Hay que mantener lo bueno y cambiar lo malo, es su discurso.

En general...

Exacto. Las cosas cambian. A Lenín Moreno lo he escuchado decir que hay que acercarse a Irán, pero también a Estados Unidos, que hay que renegociar la deuda y apuntar al Banco Mundial y el Fondo Monetario. Yo percibo que Moreno y Moncayo están acercando su discurso al centro.

Hace cuatro años usted auguraba que Correa ganaría en primera vuelta. ¿Ahora se atreve a predecirlo con Moreno?

Moreno es un candidato bien escogido. Y aunque a lo mejor para los radicales en PAIS no tenga el discurso ideal. Creo que recoge a los indecisos. Y lo mismo hace Moncayo, con la diferencia de que él recién apareció en el escenario político.

Si son tan parecidos, ¿de qué dependerá la decisión?

Solo hay un acuerdo válido: que uno de los dos acepte como parte de su plan de Gobierno las propuestas: sustitución de la deuda, dar acceso a la banca internacional, mejorar las relaciones con Estados Unidos y reactivar la agroindustria.

Pues eso lo proponen todos...

Yo insisto: hoy todos apuntan al centro. El centro está de moda. Y es justamente por el electorado indeciso que suma casi 55 %. Esa gente va a decidir el próximo presidente.

De esta decisión dependen muchas cosas: desde la supervivencia de un partido naciente hasta su relevancia en una Asamblea donde cada voto volverá a contar. Y Jairala, que acusa al sistema electoral “de conspirar contra los partidos nuevos”, lo sabe.

¿Cómo será la próxima Asamblea Nacional?

La repartición de escaños para asambleístas provinciales privilegia la plancha y la nacional a las personas. PAIS ha vendido bien su marca. Aunque no creo que vaya a tener una mayoría sólida.

Movimientos como el suyo, cuya expectativa de escaños es menor, podrían convertirse en bisagras entre grandes coaliciones sin acuerdo...

Es verdad. Pero le voy a decir una cosa: el problema de este país no son leyes nuevas. Este es un país repleto de leyes. Y debe preocuparse de la reactivación económica. Eso no pasa necesariamente por la Asamblea: si hay un presidente con pantalones, hay muchas cosas que pueden decidirse desde Carondelet. Este país tiene un exceso de leyes.

¿Y un exceso de presidencialismo?

Si hay ese exceso creo que la solución no pasa por una Constituyente.

Nunca admite, nunca niega. La disciplina centrista de Jairala lo obliga a no dar por descartadas las acusaciones, pero tampoco por ciertas. Los filtros y condicionales están presentes en lo que deberían ser afirmaciones.

Usted reconoce la crisis económica, diferencias con el Gobierno y deudas y pendientes. Pero no habla de fiscalización. ¿No le parece necesaria?

Cualquier candidato no puede dejar a la corrupción como un tema de segunda importancia. La Asamblea necesita una reforma para viabilizar la fiscalización. Lo que no podemos es retroceder a los congresos que hacían rehenes al Ejecutivo con la amenaza de un juicio político. Estoy de acuerdo en que hay que trabajar en eso, en la fiscalización.

Pero seamos claros. ¿Los últimos 10 años entran en la prioridad de la fiscalización?

Deben preocuparse de fiscalizar los últimos 10 años. Y del período del nuevo presidente.

¿Qué piensa de la corrupción en el Gobierno?

Que hay señales positivas como que el propio Gobierno denunciara lo de las petros.

Perdón, pero eso no lo denunció el Gobierno, sino la prensa...

Sino fue, el Gobierno hizo el anuncio y la denuncia.

¿Le parece entonces normal que el Gobierno denuncie un caso de corrupción millonario y su más alto sospechoso gubernamental se haya podido fugar y aún no esté procesado?

No sé si lo hayan dejado fugar. Pero supongo que habrán seguido los procedimientos.

En resumen: el caso le parece bien llevado...

Por lo menos ya hay presuntos responsables.

¿Aunque solo uno esté en prisión?

Es verdad. Solo uno está en prisión.

No cede en la respuesta. Pero sí en el gesto: un par de brazos semiextendidos con las palmas hacia arriba como diciendo ‘qué podemos hacer’. Lo dice de pie, detrás del escritorio de un despacho repleto de recuerdos e infidencias. Allí están los caballos que se han convertido en símbolo, los periódicos que recuerdan su condición de comunicador antes que político, la foto y los regalos de Rafael Correa que escenifican su estima mutua, camisetas de fútbol que delatan una pasión; y en todas estas, orden. Todo en orden.

¿Algún día escogerá un bando? ¿Oficialismo u oposición?

No. No creo en las etiquetas. Si hay un nuevo Gobierno no nos opondremos a todo. Así como no creemos en la férrea disciplina partidista.

No le diga eso a PAIS. Mire cómo terminaron los que desafiaron la disciplina...

Hay una diferencia. Avanza fue cogobierno. Nosotros no tenemos ni un conserje en la función pública.

Por ahora, ¿y mañana?

Es la ventaja de ser un partido nacional: tomamos nuestras propias decisiones. El próximo presidente debe saber que tendrá un aliado, pero no un alcahuete.

Esta semana aclarará a qué candidato dirige sus palabras.