Primero se reunieron el Hombre Cohete y el Hombre Muro con 5.000 periodistas (nunca visto), evidencia de la preocupación mundial para detener un conflicto nuclear. También, se citaron los pelucones G7 entre acusaciones y desconfianzas. Y desmereciéndolos, se congregaron quienes “dominan el mundo, los imperios ruso y chino, en la Organización de Cooperación de Shangái (OCS)”. Impulsores del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). EE.UU. ha identificado que, a más del cambio climático, “existe el cyber-espionaje-civil-militar de los Estados dictatotalitarios con políticas y afines ideológicos-religiosos-fundamentalistas que destruyen los Estados de derecho y las democracias del mundo”.

Es lo que ocurre con Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia. A convocar a quienes no son ricos y poderosos militarmente, “democráticos y vitales para el desarrollo del planeta”. “Fin de la doctrina del patio trasero y el descabellado muro frente a México”. Llamar a naciones como México, Chile, Brasil, Perú, Colombia, Argentina... Austria, Polonia, Hungría, Ucrania, Israel, Sudáfrica, India (la democracia de mayor población en disputa con China y Pakistán), Korea del Sur, Taiwán, Singapur, Australia, etc. Tan preocupante es que, la elección de la presidencia de la ONU fue para la excanciller con 128 votos y solo 62 para su oponente. ¿Fríamente calculado con Putin, Xi Jinping y los compañeritos?

Juan Carlos Cobo Rueda