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No mas lagrimas en el futbol

La noticia sobre la fuga de varios seleccionados que pernoctaban en una concentración no es de ahora. Es un secreto a voces que todos lo sabían y que, al parecer, también ocurre en varios clubes de primera división del fútbol ecuatoriano.

¿Qué hacer entonces para que termine la era de la ignorancia deliberada y vergonzosa complicidad en la conducta de ciertos profesionales del llamado “rey de los deportes”? La respuesta es una sola: los jóvenes que quieran representar dignamente al país, primero deben aprender a disciplinarse para librarse de fobias y de miedos, y jamás derramarán una lágrima cuando les toque resolver los problemas como hombres.

El deporte bien entendido jamás puede convertirse en recinto para las tristezas, si no veamos las duras críticas que continúa recibiendo el seleccionado de fútbol por su peor eliminatoria desde que empezó a participar en los mundiales. En primer lugar, nadie quiere perdonar la nugatoria presencia de ciertos talentos de exportación y en segundo, sigue siendo criticada la postura necia, ridícula y egocentrista del técnico Gustavo Quinteros, quien por cierto no tiene culpa que alegres dirigentes de la FEF le hayan pagado a manos llenas tanto dinero por no haber hecho nada en beneficio de las divisiones menores.

Con estos antecedentes que son de dominio público, es hora que el fútbol ecuatoriano inicie la búsqueda de gente más capaz, optimista y sin la hipocresía de quienes se pusieron a rezar para que les cayera del cielo lo que no pudieron lograr con esfuerzo y talento.

El llanto de Romario Ibarra tras la derrota ante Chile (2-1) y que fue portada de los mejores noticieros del mundo, tiene sus explicaciones: el joven atacante al igual que el resto de compañeros convocados a última hora, lloraron de vergüenza porque no son culpables de este fracaso anunciado. Precisamente jóvenes como él deben seguir mostrando que son responsables con ellos mismos y con el país. Y si hay algo que debe quedar bien claro luego de la eliminación y de los duros acontecimientos que escandalizaron a la región, es tratar que en la FEF no se repitan actos dolosos que tengan que ver con la justicia ordinaria.

Además, el fútbol ecuatoriano requiere de verdaderas escuelas donde laboren técnicos de prestigio y no holgazanes, que valiéndose de amigos o de ciertas coyunturas políticas llegan al país para enrolarse en los clubes ganando latisueldos a costa de “ingenuos dirigentes”. Es ahora que la dirigencia seria se anime por la anunciada creación de liga profesional e inicien los cambios que requiere el fútbol ecuatoriano.