Palanqueado. Desde el 4 de este mes comenzó a funcionar en el suburbio un nuevo intento en el largo proceso de recuperación del estero Salado.

Jardines flotantes para salvar al estero

Una nueva experiencia se suma a la lucha por el rescate del Salado. Esta vez, una empresa guayaquileña, contratada por el Ministerio del Ambiente (MAE), sembró un tramo del estero Palanqueado, con islas flotantes.

Una nueva experiencia se suma a la lucha por el rescate del Salado. Esta vez, una empresa guayaquileña, contratada por el Ministerio del Ambiente (MAE), sembró un tramo del estero Palanqueado, con islas flotantes.

Son 40 paneles en los que se han plantado hasta 90 plantas en cada uno, con dos especies, materia prima del proceso de biorremediación con la que se busca mejorar, en los próximos tres o seis meses, la calidad de las aguas de este tramo.

La novedad se la observa justo al pie de una de las etapas de recuperación en las que el Gobierno desalojó a varias familias y extrajo 15.000 metros cúbicos de material pétreo para devolverle parte de su histórico caudal a este brazo de mar, uno de los íconos de la ciudad.

Las plataformas flotantes se las puede observar en el malecón del barrio de la 14, entre la J y la I, en el suburbio oeste.

“Este es un proyecto piloto”, dice Jenny Astudillo Velasco, vocera de PSI Compañía Limitada, con sede en Guayaquil, y representante local de la empresa Floating Island International, que diseñó este sistema que ha sido probado en otras partes del planeta.

En el país es la primera vez que se lo aplica en la recuperación de un cuerpo de agua.

“Esperamos que en unos tres o seis meses se dé un 80 % de remoción de los contaminantes de este tramo del estero”, dice Astudillo, quien maneja un equipo multidisciplinario de 10 personas.

Un estudio realizado el 2010 por la Universidad Espíritu Santo y el Municipio determina que el 60 % del Salado está repleto de lodo sin oxígeno y de residuos domésticos e industriales.

Bajo la superficie de los paneles se ejecuta el proceso restaurador: las raíces bioacumularán metales pesados y absorverán excesos de nutrientes.

Cada 48 horas las aguas aledañas a los sitios donde están anclados los paneles son monitoreados para una evaluación posterior en laboratorio.

Xavier Cornejo, un reconocido investigador de la flora ecuatoriana, quien es parte del equipo, dice que el proyecto emplea mangle rojo y lirios acuáticos, de la variedad crinum.

Junto a los 40 paneles, anclados con cadenas de hasta 13 metros de profundidad, hay seis islas pequeñas que sostienen dos aireadores, alimentados por dos bombas y colocadas a un costado del malecón.

El sistema fue armado entre el 26 de junio y el 4 de julio. Hasta el 25 de diciembre la empresa PSI estará a cargo de la operación, luego de esto, se entregará al MAE.

La posibilidad de aplicar el sistema en otros sectores depende de los resultados que arrojen los jardines colgantes.