Inseguridad y corrupcion

El infame asesinato de dos periodistas de diario El Comercio de Quito y del conductor del vehículo que los transportaba ha estremecido al país, no acostumbrado a este tipo de actos cometidos por la delincuencia organizada. Este hecho conmovedor y doloroso evidencia el clima de inseguridad y corrupción que vive el país y amenaza terminar con aquellos vestigios de paz, que con sobresaltos aislados, lo han caracterizado históricamente.

Los distintos sectores sociales y en primer lugar el anterior gobierno, no han dado la debida importancia a las valientes y oportunas denuncias que ha venido efectuando el Dr. Francisco Huerta Montalvo, acerca de que el Ecuador avanzaba a convertirse en un narco-Estado. Las organizaciones dedicadas al narcotráfico no respetan ni ley, ni autoridad, ni vida humana, su único objetivo es defender sus pervertidos negocios. Aquello explica el mortal ajuste de cuentas que se hacen entre ellas.

El poder económico y armamentista que han adquirido, no solo ha multiplicado los secuestros de personas, sino que ha secuestrado la tranquilidad de los lugares donde han instalado sus bases de operaciones.

Es imperativo enfrentar sin prejuicios ideológicos ni cálculos políticos este terrible y ascendente flagelo social. Los últimos atentados en Esmeraldas, con la destrucción de instalaciones policiales y la muerte de 4 miembros de la Armada, demuestran la agresividad con que proceden estos grupos ilegales.

Un Estado tiene el deber de garantizar la vida y la seguridad a sus habitantes. Duro reto es para el gobierno del Lcdo. Lenín Moreno este triste y luctuoso episodio, cuya complejidad tiene varias aristas. No puede descartar motivaciones políticas desestabilizadoras, ni tampoco que se busque desviar la atención ciudadana para dejar en segundo y oculto lugar la lucha contra la corrupción, olvidando que los grupos terroristas son afines a ella.

Hay que estar claros, todo tiene su causa y todo está interrelacionado en una sociedad. El que hayan sido vilmente acribillados siete compatriotas inocentes por gente desalmada, refleja hasta dónde llegan quienes buscan poder y dinero sin escrúpulo alguno.