Construcción. El Cabildo declaró la casa en estado de vetustez en 2015.

Un inmueble enfrenta al Municipio y Patrimonio

El deterioro era visible en los desvencijados ventanales del ático, la roída pintura, en las columnas que se descascaraban sobre la acera de Imbabura y Panamá.

La casa se estaba cayendo mucho antes de que el primer pilar se desprendiera. El deterioro era visible en los desvencijados ventanales del ático, la roída pintura, en las columnas que se descascaraban sobre la acera de Imbabura y Panamá.

Pero su envejecida fachada no molestaba a nadie, era solo un vestigio nostálgico de la época de oro del barrio cacaotero. Permanecía ahí, inamovible, a espera de una anunciada intervención municipal que iba a transformarla en un museo y que nunca llegó.

El pasado martes de madrugada, sin embargo, una de las nueve columnas que la sostenía se derrumbó, forzando la colocación de un cerco improvisado a su alrededor y lanzando a la casa al centro de una polémica que parece no tener respuesta; ¿derrumbar la vivienda o restaurarla?

El Municipio es claro, si de ellos depende la casa no tiene salvación.

A través de un comunicado, el Cabildo aseveró que el inmueble fue declarado como vetusto en 2015 y que se solicitó al Instituto de Patrimonio Cultural (INPC) los permisos necesarios para proceder con la demolición, dado el peligroso estado de la villa.

En el sitio se planea construir un edificio nuevo donde funcionará un centro cultural llamado ‘El teatrino’.

Tras la caída del pilar, el Cabildo responsabilizó al INPC de lo que pudiera ocurrir con el inmueble.

Pese a esto, el instituto también dejó clara su posición: la demolición no será aprobada.

“La Ley Orgánica de Cultura prohíbe la destrucción total o parcial de bienes del patrimonio cultural nacional... Amparado en esto y en las inspecciones técnicas llevadas a cabo en la vivienda, el derrocamiento del edificio es improcedente”, declararon.

La cartera estatal añadió que apoyan el proyecto cultural que tiene trazado el Municipio, pero que deberá hacerse en una casa restaurada y como ejemplo citó casos similares realizados en otras ciudades del país.

Pero en el inmueble, otros dos pilares, fuertemente fisurados y desde cuyo exterior se percibe el deterioro, dan cuenta de que una decisión rápida es necesaria.

Si no, para cuando la resolución llegue, la casa habrá resuelto el conflicto, cayéndose sin pedirle permiso a nadie.