Al cóndor Iguiñaro, que fue encontrado hace un mes en la parroquia El Quinche, al nororiente de Quito, con heridas y un perdigón en su cuerpo, se le colocó este 27 de mayo bandas alares y un rastreador satelital, como paso previo para su liberación.

Este macho, de aproximadamente 45 años, se mostró tranquilo mientras duró el procedimiento de marcaje que fue ejecutado por los técnicos del Zoológico de Guayllabamba y de la Fundación Cóndor Andino Ecuador.

Resta esperar unas 48 horas mientras se observa el comportamiento de Iguiñaro con el dispositivo de rastreo que, aunque no es invasivo, podría llamar la atención del ave al punto de intentar quitárselo. Si eso no sucede, el sábado o domingo recuperará la libertad.

Martín Bustamante, director del Zoológico, le dijo a EXPRESO que el cóndor, que fue rescatado el 27 de abril, se encuentra completamente recuperado y mantiene las habilidades de moverse y volar. Se le practicaron varios exámenes, incluyendo una tomografía.

“Está a tiempo de recuperar la libertad sin dificultades. Al ser un animal silvestre de avanzada edad, su cuerpo tiene una memoria importante de lo que significa el vuelo y la vida en libertad”, aseguró Bustamante.

Iguiñaro fue visto por primera vez en 2016 en la comunidad de Zuleta, en Imbabura, en compañía de una hembra. Esta especie es monógama, por lo que es posible que una vez liberado regrese con su pareja, aunque también podría suceder que pase lo que le resta de vida solo. Los cóndores viven hasta 80 años.

Marcar al cóndor antes de su liberación es un proceso de vital importancia para estudiar el comportamiento de estas aves y preservar la especie. Al ser el cóndor un animal muy sociable, permite además ubicar a otros grupos y continuar los estudios para la conservación.

Al momento, el país cuenta con una base de datos que ha permitido realizar un censo poblacional de cóndores: al 2018 se calcularon aproximadamente unos 150 individuos, de los cuales, apenas 15 cuentan con algún sistema de rastreo.

El origen del nombre

Iguiñaro es un sector que se ubica junto a la quebrada del mismo nombre y quienes encontraron y cuidaron al cóndor herido, mientras llegaban los especialistas, fueron los moradores de esta zona del nororiente de Quito.

Está ubicada dentro del área de protección de humedales del cerro Las Puntas. “Ahí se vienen motivando, desde hace ocho años, modelos de vida de respeto al ambiente, el cuidado del agua y esa lucha ha generado arraigos, al punto de que fueron los moradores los que dieron la alerta de la presencia del cóndor, lo protegieron y por eso el reconocimiento”, comentó Bustamante.