
El idolo y la inmortalidad
A las once de la mañana del siguiente día, sábado 11 de febrero de 1978, salió el cortejo al camposanto. Se calcula que asistieron cerca de doscientas mil personas, pues hubo cantidad de gente que se trepó al cerro para observar aunque sea de lejos, varias bandas de músicos populares tocaban sus aires. El acto fue retransmitido por las emisoras locales y el cementerio se vio lleno – de bote en bote – hasta las primeras horas de la noche, cuando ya el sepelio había concluido.
Había nacido un mito, el del cantante salido del pueblo y famoso, que jamás había renegado de sus orígenes humildes, el del hombre de generoso corazón y bolsillo fácil que gustaba ayudar a los pobres y representaba el machismo porteño. Venezuela fue inmediatamente sacudida por una fiebre jaramillista y desde entonces muchas canciones se han escrito en su memoria // El panita que se fue / el compañero del arte / el que fuera el baluarte / del cantar sentimental. //
Dos jovencitas llamadas Maritza Baldeón Alvarado y Bolivia Villegas León trataron de suicidarse, esta última después de asistir al sepelio regresó muy impresionada a su hogar en Huancavilca No. 329 y Chimborazo y tomó numerosas pastillas para dormir. Ambas fueron salvadas a tiempo por familiares. Tres chiquillas hicieron un pacto suicida para cuando pasara el féretro junto al sitio en que ellas estaban cerca del camposanto, se llamaban Lidia Martínez, Elena Vargas y Miriam Jaramillo, iban a ingerir docenas de diablillos que llevaban en los bolsos pero dos policías que las escucharon, las zamarrearon e hicieron desistir, no sin antes apropiarse de los diablillos, por si acaso cambiaban de opinión.
El sepelio comenzó a disolverse a las cuatro de la tarde, tras cinco horas y media de histeria colectiva.
Su vida también fue llevada al cine. Producciones García Dos rodó en México y en Guayaquil un largometraje titulado ‘Nuestro Juramento’ con argumento de su hermano Pepe Jaramillo y guión de Miguel Donoso Pareja, quien reprodujo su azarosa existencia al plano cinematográfico. En definitiva, un homenaje más al ídolo, el siempre recordado ‘Míster Juramento.’
César Carmigniani realizó el documental ‘Ruiseñor de América’ con la actuación de Julio Alfonso Jaramillo hijo de JJ en el rol principal.
Lucho Mueckay escribió y presentó en varias ocasiones una hermosa obra de teatro, música y danza ‘No quiero verte triste porque me matas’ con una historia próxima al ambiente lumpen que tanto gustó a J J.
El Teatro Sánchez Aguilar ha presentado el 2016 un musical de dos horas de duración titulado JJ con sus canciones más conocidas y un argumento que se ajusta en lo posible a su historia sentimental.
Fernando Artieda escribió de J J en Vistazo, Carlos Díaz en Dino Producciones, Egdar Allan García en Editorial Eskelectra. Estas han sido aproximaciones al JJ íntimo, al de sus deseos subyacentes de macho popular, de cantante famoso, etc. Todos estos autores aportan al conocimiento de un ser desgarrado, al que todavía no se le conoce a cabalidad, pues la causa originaria sigue siendo un misterio.