Una idea guayaquileña para reactivar a Manabí

Una idea guayaquilena para reactivar a Manabi

Yayo Rivadeneira es guayaquileño. Proviene de una familia manabita y es uno de los afectados del terremoto que el pasado 16 de abril azotó al Ecuador.

Yayo Rivadeneira es guayaquileño. Proviene de una familia manabita y es uno de los afectados del terremoto que el pasado 16 de abril azotó al Ecuador. En Portoviejo perdió sus negocios; en Milagro, su fábrica de chocolate. Aquella que poco a poco se estaba dando a conocer en el país.

Ahora es el gestor de la campaña ‘Manabí Camella’, una iniciativa que, como su nombre lo explica, busca reactivar a través del trabajo, la economía de los damnificados de esa provincia.

Su labor la empezó hace casi un mes, cuando luego de conocer las carencias (y el dolor) al que se enfrentaban diariamente los habitantes de la zona cero, se puso la camiseta de la solidaridad.

Recorrió Quimís, un pequeño recinto de la provincia de Manabí; Jaramijó, Bahía de Caraquez y el callejón Vélez en Portoviejo. Allí confirmó que todos, aunque requerían de constantes y múltiples donaciones, no se rendían ante la desgracia: pedían trabajo, lo necesitaban. Y Rivadeneira, quien tenía previsto sacar al mercado nuevamente su chocolate, se los dio... “Si tengo la experiencia y puedo ayudarlos. ¿Por qué no emprender entonces juntos?”, se preguntó. “Los manabas tienen habilidades, son fuertes y hacen cosas deliciosas... Aquí puede salir algo realmente bueno”, se dijo.

A renglón seguido reunió a una treintena de artesanos y ciudadanos emprendedores, expertos en la elaboración de alimentos y confites, y creó el proyecto. En conjunto, analizaron los productos: su sabor, presentación, costos, formas de comercializarlo. “Y aunque todo era de calidad, me di cuenta de que podíamos darles valor agregado. Estábamos en la capacidad de perfeccionarlos, fusionar sus aromas, trabajar en las sensaciones... Nos enfocamos en vender una experiencia”. Y así fue.

En cuestión de dos semanas de arduo trabajo, ‘Manabí Camella’ sacó al mercado –entre otras cosas- manjar de leche hecho con especias; miel amarga (producida por abejas que viven bajo el suelo) o elaborada con almíbar de piña o caramelo; dulce de guineo sin azúcar y hierbas (que hoy ofrecen gratuitamente a las víctimas más pequeñas del terremoto); dulces manabitas rellenos de coco; y filetes de pescado ahumado.

Con la tusa del maíz, en cambio, los artífices elaboraron papel y cartón artesanal; con el palo santo, un aceite que calma los dolores reumáticos. Y con la miel, una cera cicatrizante de heridas.

Previo a su distribución -que la hacen a nivel nacional. En Guayaquil, por ejemplo, reconocidas cafeterías de la ciudad, establecimientos naturistas y cadenas de supermercados los venden- los productos son supervisados por empresarios y emprendedores de experiencia. Los docentes de la Espol, por ejemplo, y a fin de garantizar al consumidor una alimentación sana y satisfactoria enseñan técnicas para mejorar los procesos de producción, elaboración y transportación de bocados.

Al momento, Manabí Camella recepta todo tipo de propuestas novedosas que se quieran sumar a la iniciativa. También solicita ayuda a la empresa privada. O bien económica, para comprar la materia prima inicial para la elaboración de los productos; o intelectual, para que, a través de sus profesiones, se capacite a los artesanos.

Para más información o pedidos (a cualquier provincia), contactar a info@manabicamella.com o visitar las páginas en Facebook (Manabi Camella) y Twitter (@ManabiCamellaEc).