Contexto. ‘África Mía’ es un proyecto pionero en proponer a la isla Trinitaria como un lugar turístico.

Una hosteria, como redencion femenina en la isla Trinitaria

Un grupo de mujeres víctimas del maltrato intrafamiliar abre una hostería. ‘África Mía’ evoca su cultura y raíces. Es el más grande de varios proyectos.

Sonnia tenía 26 años cuando empezó a comprender cuál era su mal. Estaba cansada de soportar que su esposo acomodara su forma de vestir y actuar y se sentía rota por permitir que le lanzara insultos y hasta puñetazos. Aunque si quería librarse de la violencia debía empezar por independizarse económicamente. Por lo que un día decidió que el emprendimiento era la salida. Así emergió ‘África Mía’.

Este proyecto, inaugurado en octubre del año pasado, es idea de tres mujeres que fueron víctimas de violencia intrafamiliar: Olga Angulo, Jovanna Caicedo y Sonnia España. El negocio debía contar con los servicios de restaurante, peluquería, paseo en canoa por el estero Salado, recorrido en tricimoto y hospedaje con grandes habitaciones ambientadas al estilo africano. Sin embargo, ‘África Mía’ aún no logra brindar todos los servicios previstos.

España, orgullosa de los avances sociales que se han celebrado en la zona, reprocha el casi funcionamiento de la hostería. Lo atribuye al insuficiente presupuesto económico del que disponen para construir el área de hospedaje y la compra de las canoas, y a la proliferación constante de un mensaje estereotipador que tacha a la isla como un lugar sin ley. El resultado: ausencia de turistas.

En este sentido, el grupo de mujeres espera la ayuda de organizaciones sociales que contribuyan en el logro del objetivo inicial de la organización.

El restaurante ofrece un servicio de catering de lunes a domingo para toda la ciudad. Su especialidad: el encocado. Las paredes de la planta baja de ‘África Mía’, el restaurante, han sido embarnizadas con pinturas de mujeres negras con grandes turbantes y collares dorados.

La vida les ha permitido tener experiencias de las que afirman sentirse orgullosas, bajo ese pretexto colocaron las fotografías “hito” de su desarrollo como mujeres emprendedoras. La imagen más icónica es una fotografía colgada de la pared en la que Sonnia estrechaba la mano del expresidente estadounidense, Barack Obama, en un congreso organizado por la Fundación Interamericana.

Sonnia es una mujer morena de ojos verde oliva, ladina y carismática. No titubea al hablar, pues pronuncia cada sílaba como político en discurso. Ella es la líder de la agrupación de mujeres que dio origen a ‘África Mía’.

“Somos como hermanas, pasamos por lo mismo y nos ayudamos”, admite. Le brillan los ojos cuando narra la historia de cómo llegó a tener su propio emprendimiento.

En 1999, un grupo de mujeres afro que al igual que ella residen en el barrio Nigeria de la isla Trinitaria, sur de Guayaquil, y que eran víctimas de violencia de género y discriminación conformó la agrupación afro ecuatoriana ‘Mujeres Progresistas’, que más tarde se convertiría en el ‘Centro Empresarial de Mujeres Emprendedoras’. La idea era aprovechar las habilidades que cada una de ellas tenía para convertirlas en dinero.

Empezaron por reconocer sus debilidades: no tenían un título académico (ni siquiera de primaria), todas eran de bajos recursos económicos y la autoestima de muchas había sido varias veces ultrajada. Así que 23 de las 83 mujeres que conformaban el grupo decidieron inscribirse a un convenio de educación popular, otorgado por la administración municipal de aquella época a fin de salir del analfabetismo. Algunas, incluso, cursaron la secundaria y unas pocas alcanzaron el título profesional.

El segundo paso fue la creación de una caja de ahorro y crédito en la que depositaban $ 0,25 por semana y en cuatro años lograron reunir cerca de $ 4.000. Con el dinero que recolectaron se hacían préstamos entre ellas para generar pequeños negocios: venta de platos típicos, artesanías, servicios de peluquería y manicura, entre otros. También solventaban gastos personales que habían dejado de recibir tras independizarse de sus cónyuges.

En 2010, la Fundación Interamericana (FIA) había llegado a Ecuador con el fin de apoyar emprendimientos de personas con escasos recursos. Sonnia les explicó sobre el ahorro voluntario, y la fundación “quedó encantada”. FIA, organización que financia proyectos de autoayuda de grupos en Latinoamérica y el Caribe, les otorgó dos becas: la primera de casi 24 mil dólares y la segunda de casi 145 mil. Del último beneficio económico resultó ‘África Mía’.