
La hora del desarme llego para las FARC
El arma es “como un seguro de vida” para el guerrillero Emiro Suárez, que se confiesa algo “inseguro” al saber que pronto dejará su fusil como parte del desarme de las FARC, que arrancó ayer en Colombia en el marco del acuerdo de paz.
El arma es “como un seguro de vida” para el guerrillero Emiro Suárez, que se confiesa algo “inseguro” al saber que pronto dejará su fusil como parte del desarme de las FARC, que arrancó ayer en Colombia en el marco del acuerdo de paz.
“De tantos años cargar un arma, dejarla lo deja a uno como inseguro”, afirma en San José de Oriente, a 30 minutos de la ciudad de Valledupar (norte), desde una de las 26 zonas donde las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) se concentran en cumplimiento del pacto firmado en noviembre para terminar medio siglo de conflicto.
Para este hombre, de 40 años y 17 en las FARC, “el arma es como una garantía de la vida de uno, del guerrillero, como un seguro de vida”, dice bajo un calor aplastante.
Pero “estamos contando con este proceso de paz, con otra arma que también es potente, que es la palabra” y “se siente uno fuerte porque el pueblo está contento porque ya se va a acabar la violencia y con esto, uno se siente también seguro”, completa Suárez, entre tímido y risueño.
Desde hace cuatro meses, este guerrillero de familia campesina, que quiere ser profesor de agricultura una vez consolidada la paz, porta un nuevo AK-47, pero también ha llevado otros fusiles y pistolas.
No le tocará, sin embargo, entregarlo ya. Ayer empezó el registro del armamento, en que la ONU documentará el material de guerra en manos de los casi 7.000 miembros de las FARC.
El cronograma original, que prevé que para fines de mayo todas las armas queden en poder de Naciones Unidas, establecía que el 1 de marzo las FARC entregarían 30 % del armamento. Pero todo se demoró al atrasarse la concentración de los guerrilleros por problemas logísticos.
Así, el “almacenamiento gradual” en contenedores, comenzará solo con la recepción de las armas de los 322 miembros de las FARC que integran el Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MMV), ente tripartito (guerrilla, gobierno y ONU) que debe controlar el cese al fuego.
La ONU, que destinó 450 observadores internacionales para esta misión, saludó en un comunicado “el consenso de las partes de iniciar sin más demora el proceso de dejación de armas”.
El registro y entrega de armas se coordinará en esta fase solo entre ONU y FARC, con el organismo multilateral como garante de lo que “está ocurriendo”, dijo ayer a Blu Radio el Alto comisionado para la paz, Sergio Jaramillo.
“Cuando ya estemos en la última fase de la dejación, (es posible que) se haga una cosa más vistosa, porque yo creo que eso le conviene a todo el mundo: que los colombianos vean que esto realmente terminó, que las armas fueron entregadas”, explicó.
El Gobierno anunció, además, el lanzamiento de programas para el posconflicto, algunos contemplados en el pacto con las FARC, como planes especiales de desarrollo en municipios golpeados por el conflicto y la discusión final en el Congreso la semana próxima de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), que según lo pactado juzgará los delitos cometidos en más de medio siglo de confrontación.