Guerreros de madera

Senplades revela que las unidades administrativas de mayor inversión en el período 2008-2017 son el Ministerio de Transporte: $10.301 millones, y el de Electricidad y Energía Renovable: $9.029 millones. La inversión de Transporte fue de $1.539 millones en Pichincha y $597 en Guayas. ¡2,5 más inversión en Pichincha que en Guayas! El Ministerio de Electricidad invirtió en Pichincha $1.326 millones y en Guayas solo $425 millones. ¡3 veces más inversión en Pichincha que en Guayas! Esta cifra es sin inversión en proyectos hidroeléctricos en la sierra y oriente, que dan energía a todos los ecuatorianos. Por ello Napo, de una inversión total de $1.567 se reduce a $15 millones y Sucumbíos de $1.292 millones a $60 millones, Pichincha de $ 1.770 millones baja a $1.539

La inversión per cápita ratifica el desprecio que existe en la burocracia capitalina por todo lo que huela a Guayaquil. En ambos ministerios Guayas ocupa los últimos puestos en inversión por habitante. En electricidad, de 24 provincias Guayas está en puesto 19, a pesar de ser la más poblada, con $99,65; le siguen Pastaza con $93,09, Cotopaxi con $91,35, Bolívar con $89,93 y último Chimborazo, con $66,82. En Transporte la inversión per cápita es de $138,86 y Tungurahua está penúltima, con $344,38 por habitante, 2,5 más que la última: Guayas. Más cifras que revelan a las claras el trato discriminatorio que tiene nuestra provincia.

Años atrás esta información era un secreto. Ahora es obligación publicarlas. La burocracia sabe que no hay reacción. El descaro de unos y la desidia de otros han llegado al máximo. ¿Qué opinan las cámaras de la Producción de Guayas? ¿Los colegio de ingenieros? ¿Por qué las llamadas “fuerzas vivas” no exigen del Gobierno central que así como financió las autopistas que conducen al aeropuerto de Quito, también inicie la construcción de vías de acceso al aeropuerto de Daular y al puerto de Posorja? Esto sería lo más justo. Debemos exigirlo. Es nuestro derecho recibir más inversión y obras de desarrollo importantes para compensar en algo años de preferencias odiosas.

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