Guayas y sus cantones diversos

Guayas es un territorio socioeconómico de 17.139 km² de extensión. Pero tal cifra no corresponde a su historia del siglo XIX. En esos tiempos tuvo una superficie mayor; hoy tiene una considerablemente menor debido a varias desmembraciones.

Antes comprendía casi toda la región Litoral, con excepción de Esmeraldas. Ya no es la más grande, sin embargo comprende gran número de cantones: 25 y por ello ocupa uno de los primeros lugares de espacios territoriales del Ecuador.

Lo singular de esto es que cada circunscripción de la provincia tiene relaciones y fuertes vínculos con las demás, pero también muestran diversidad y contrastes en lo económico, social, étnico, demográfico y cultural. Hay cantones muy antiguos, como Guayaquil, Yaguachi, Daule, Samborondón, y otros más jóvenes: Nobol, Palestina, Isidro Ayora y Marcelino Maridueña. Unos tienen un índice alto de población urbana y otros población rural numerosa.

Desde una visión panorámica y general, se puede decir que cada cantón tiene características específicas y sus particularidades. Quienes visitan y recorren estos más de 17.000 km² comprobarán que se trata de un mosaico de poblaciones y culturas que poseen diferentes orígenes e influencias diversas. Pero en efecto, todos son guayasenses, y bajo ese nombre hay también muchas similitudes reconocibles. La primera y la más evidente de las semejanzas es un referente genérico que tienen todos sus ciudadanos: son emprendedores y dinámicos. Se fueron constituyendo a lo largo de su historia como un colectivo de hombres y mujeres que saben convivir con sus diversidades y sacarles provecho. Comparten un objetivo común: saben que solo con la acción productiva y laboral, y con tenacidad, obtienen frutos. Así son los guayasenses del campo y de la ciudad, y también el conjunto de artesanos, comerciantes, industriales y el enjambre de informales de sus diversos cantones. Esta unidad hay que consolidarla y proyectarla como un aspecto positivo.

Por eso la tarea es fortalecer los elementos y factores que los encuentran, vinculan y ayudan a ser más fuertes. Se deben reconocer las diferencias sin darles excesiva importancia pero tampoco infravalorarlas. Consolidar la unidad debe ser compromiso y acción de todos.