Premium

Florencio Compte Guerrero | El siglo de las ciudades

Avatar del Florencio Compte

Singapur, casi sin recursos naturales, ha sustentado su desarrollo en el comercio mundial globalizado

“Así como el siglo XX… fue el siglo de la consolidación de los Estados nación... ya no hay ninguna duda que el siglo XXI es el siglo de las ciudades”, así lo afirma Carlos Sánchez en el prólogo del libro Madrid DF, del arquitecto Fernando Caballero, quien plantea como tesis central la inseparable relación entre las megaempresas globalizadas y las ciudades. Las unas no pueden subsistir sin las otras. En ese entorno globalizado, las ciudades deben competir entre ellas para atraer a esas grandes corporaciones que generarán su desarrollo.

La idea, también, es invertir la ecuación histórica en que las ciudades han consumido más de lo que han generado, facilitando la llegada de las grandes inversiones extranjeras a través de incentivos tributarios y urbanos (suelo gratuito, por ejemplo). Grandes ciudades europeas han seguido esta receta: Madrid, París, Londres o Berlín, convertidas, en la práctica, en verdaderas ciudades-Estado por su enorme peso cultural, político y, sobre todo, demográfico.

En unas polémicas declaraciones de hace unos años el, en ese entonces, alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, afirmaba que a Madrid ya le había quedado pequeña España y que prefería jugar sola y de manera independiente en la competencia mundial de las grandes urbes. Otro ejemplo en esa línea es Singapur, que casi sin recursos naturales ha sustentado su desarrollo en el comercio mundial globalizado.

El desafío es grande. Para ello deben desarrollarse políticas urbanas de largo plazo, priorizar la inversión pública hacia la dotación de servicios y mejoramiento de la infraestructura (tanto interna como de conexión con el mundo), además de establecer una clara relación con su entorno geográfico. Hacia allá debemos ir. ¿Alguna de las ciudades ecuatorianas tiene potencial para ello? La respuesta es sí: Quito y Guayaquil, por ejemplo. ¿Alguna de ellas ha desarrollado un plan en esa línea? La respuesta, lamentablemente, es no. ¿Qué posibilidad hay, en este momento, para atraer inversiones y acoger a empresas y profesionales internacionales? Con la inseguridad en la que vivimos, ninguna.