Guayaquil y el romance
Al subgénero lírico del romance se lo ha calificado como “de tono menor”, lo que pareciera ubicarlo, peyorativamente, en una forma de expresión poética de baja categoría. Sin embargo, hay que tomar en consideración que los romanceros parten del sentir y decir popular, lo que no es, precisamente, propio de una voz muy intelectualizada. Y por ello, en lugar de versos largos, digamos alejandrinos, endecasílabos, etc., se usa la economía de palabras para el ritmo poético. Esa popularidad originaria que se da a través de versos de tan solo ocho sílabas, tiene en nuestro idioma su procedencia española, con una tradición de siglos que fue recogida, ya en la modernidad, por Federico García Lorca, el más español de los poetas contemporáneos, con su tan famoso Romancero gitano.
En nuestro país el romance aparece con la obra lírica de un poeta que fue también periodista y diplomático, Abel Romeo Castillo, quien estudió y obtuvo su título en Madrid y trajo esa emoción tan española para, con tal acento, rendirle homenaje a su ciudad, con toda esa añoranza acumulada en los años en que estuvo ausente cursando sus estudios superiores. Y entrega, en 1938, su obra Nuevo descubrimiento de Guayaquil, con romances escritos de 1931 a 1935, libro que acaba de imprimirse dentro de la colección que mantiene, con importantes títulos de autores ecuatorianos, el Sindicato de Escritores y Artistas, con sede en Quito. El largo, enjundioso y emotivo prólogo procede de la pluma de ese gran alentador de nuestra cultura a lo largo del siglo XX que fuera el maestro Benjamín Carrión.
Tras la publicación de la obra de Castillo, vendrá posteriormente la poesía también elaborada a través de romances de otros dos guayaquileños: Pedro Jorge Vera, contemporáneo de Abel Romeo, con sus Romances madrugadores y, pocos años después, Alejandro Velasco Mejía. Y no podemos olvidar, además, que uno de los poemas incluidos en la última parte del libro publicado en su cuarta edición es Romance de mi destino, que sirvió como letra para uno de los más populares pasillos ecuatorianos.