Guayaquil espera

Mientras se define la estrategia del diálogo propuesto por el Gobierno, se establecen los puntos programáticos, se los prioriza y se fijan tiempos para la resolución de cada uno de ellos.

En el caso de Guayaquil surge un tema que ha sido abordado por iniciativa directa de la ciudadanía: la necesidad de rescatar el centro de la ciudad. Se ha integrado con esa finalidad un comité para llevar adelante un conjunto de acciones que garantice el cumplimiento de metas relacionadas con esta problemática que es, sin duda alguna, de carácter global. Por ella pasan situaciones como la regeneración urbana, en la que el Municipio ha desplegado un intenso trabajo, y cuyos resultados se han traducido en el innegable cambio físico de varios segmentos del casco central. Cabe señalar además, el esfuerzo de esa entidad por racionalizar la ocupación del espacio público, y la acometida de importantes obras en las áreas marginales.

Sin embargo, el universo de una gran ciudad no se agota, de ninguna manera, con los logros alcanzados. Metrópoli como es, Guayaquil fue siempre un punto de atracción de contingentes poblacionales internos y externos, a partir de los desastrosos efectos que generaron las reiteradas crisis productivas en sus lugares rurales de origen, o para ubicarse en una economía volcada hacia los mercados externos y con oportunidades ciertas. Ello, sumado al crecimiento propio de su población, dio lugar a una dinámica de ampliación territorial y a una realidad en la que se enlazaron la consecución de aspiraciones, y al mismo tiempo, la generación de situaciones de pobreza que hoy afectan a la mayor cantidad de sus habitantes.

El niño que pide caridad en las esquinas, los jóvenes que hacen piruetas por una moneda, las parejas que venden jugos, los desarrapados que deambulan día y noche por las calles, reflejan la existencia de una realidad de hambre y miseria.

La acción para afrontar este escenario y buscar soluciones concretas y rápidas debe ser uno de los objetivos del diálogo entre Nebot y Moreno.