Los grandes populistas
El primer desafío a la hegemonía occidental tras la caída del comunismo en Europa fue la aparición de los BRICS -Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Debido a su rápido crecimiento y a que colectivamente estos países dan cuenta de casi la mitad de la población mundial, su ascenso parecía que inclinaría la balanza del poder, alejándolo de EE. UU. y Europa Occidental. Hoy esta amenaza geopolítica es menor. Rusia, Brasil y Sudáfrica están en situación económica grave, y China se tambalea. Solo India mantiene su brillo. Pero Occidente está nuevamente bajo presión, incluso dentro de su propia casa. Esta vez el desafío es político, no económico; es el ascenso de políticos que se deleitan con los conflictos y muestran desprecio por las leyes nacionales e internacionales, y por las normas democráticas: los líderes “PEKO”, dándoles este apelativo por los apellidos de los cuatro ejemplos más prominentes de su especie: el presidente ruso Putin, el presidente turco Erdogan, el político polaco Kaczynski y el primer ministro húngaro Orbán. Ellos consideran que las políticas gubernamentales son una serie interminable de intrigas y purgas destinadas a preservar el poder y los privilegios personales. Comparten la creencia del revolucionario ruso Lenin sobre que “la política debe tener prelación sobre la economía”, que sus fines están por encima de cualquier otro tipo de consideración relativa a las políticas gubernamentales. La política no es un medio para el logro de un fin, sino el aire que ellos respiran, y las políticas gubernamentales, los instrumentos que utilizan en su interminable lucha por mantenerse con vida. Pero los PEKO no son el equivalente actual de los “grandes dictadores” de la década de 1930. Pueden ser nacionalistas, mas su abordaje económico no es necesariamente estatista y, periódicamente dan la cara frente a sus electores. Su política de confrontación es el elemento central de su estrategia de supervivencia: han ganado (o mantenido) su poder mediante la polarización de sus sociedades y la movilización de su base electoral. Esto fue posible gracias a los medios de comunicación modernos, que en la lucha por ganar una cuota de participación mayor de audiencia, simplifican y añaden tintes sensacionalistas a los distintos temas, brindando a los políticos de confrontación una poderosa ventaja, y produciendo la polarización electoral. El ascenso de los PEKO plantea una amenaza real, a medida que comienzan a implementar su abordaje de confrontación a la política exterior y a la gobernanza económica mundial. Las empresas internacionales, de manera especial, deberían preocuparse por ello, pues dependen de la estabilidad basada en normas e integración económica. Para empeorar las cosas, el fenómeno PEKO parece tener la capacidad de propagarse hasta el mismo corazón de Occidente: Donald Trump, candidato a la presidencia de EE.UU y Marine Le Pen, líder del Frente Nacional de Francia, quien buscará la presidencia de su país en 2017. Si sus candidaturas por el poder tienen éxito, los peligros que ellos representan para la estabilidad mundial se incrementarán exponencialmente.
Project Syndicate