
La gastronomia etnica se cocina en Bastion
Para ellas no hay mejor forma de contrarrestar la nostalgia por sus lugares de origen que recordando su gastronomía.Una esmeraldeña y una manabita residentes en Guayaquil preparan en sus barrios la comida típica de sus provincias y deleitan a
Para ellas no hay mejor forma de contrarrestar la nostalgia por sus lugares de origen que recordando su gastronomía.
Una esmeraldeña y una manabita residentes en Guayaquil preparan en sus barrios la comida típica de sus provincias y deleitan a paladares porteños con sus sazones afroecuatoriana y montuvia respectivamente.
Doña Cándida Quimís, oriunda de Jipijapa, llegó a los 15 años a Guayaquil y se radicó en Bastión Popular, concurrido sector del norte de Guayaquil. Todos los fines de semana prepara platos típicos de esta zona de Manabí para vender a sus vecinos.
Justamente en estos días recibió la visita de su madre, Julia Baque Baque, desde su natal Jipijapa, quien cada 15 días le trae productos que recoge en su finca. De esta manera cuidan que sus recetas tengan los ingredientes originales de las especialidades típicas.
“Son productos naturales, cultivados sin químicos ni preservantes. Esto es sano y al cocinar todo sale más sabroso, con el toque montuvio tan especial”, comentó Julia.
En esta ocasión Cándida ofrece a los comensales el greñoso, un plato jipijapense preparado con maíz, maní, carne de pollo o chancho, más sus respectivos aliños, que “le otorgan un característico y único sabor”, asegura la señora. “En nuestra tierra el greñoso no puede faltar en agasajos a personas importantes y en los velorios”, dice Cándida.
“Vendo mis platos en tarrinitas a un dólar para que todos mis vecinos y visitantes los puedan degustar. También tengo humitas y otros platillos típicos. Eso sí, todos preparados con ingredientes naturales traídos del campo”, comenta Quimís.
“Yo fomento la creación de cultivos hogareños en mi sector. Los productos naturales que salen de los huertos nos ayudan a mantenernos sanos”.
Cándida ha impulsado los huertos naturales en algunas de las casas de este sector.
Por su parte, Yolanda Arcenia Ayoví Corozo, de 57 años, es oriunda de San Lorenzo (Esmeraldas) y tiene seis hijos guayaquileños, la última de 15 años.
Es otra migrante que llegó a Guayaquil y no olvida sus raíces. Ella prepara los fines de semana platos típicos de la Provincia Verde como el tapao arrecho, encocados y otros, que vende a sus vecinos, también en Bastión Popular, los fines de semana.
Los prepara en su casa, hasta donde acuden en buen número sus clientes, especialmente de las familias afro del sector. Allí llegan para recordar sus raíces, saboreando los platos que Ayoví prepara con sazón esmeraldeña. Ella comenta que el aroma de sus platillos la traslada hasta lo más profundo del bosque, río adentro por el Borbón hasta Las Antonias, caserío que abandonó cuando tenía 22 años.
“Como la mayoría de los afroecuatorianos que llegamos a la ciudad, lo hicimos por trabajo. Hoy que me acerco a los 60 años la nostalgia me invade por mi pueblo y para apaciguar este sentimiento preparo los platos típicos de allá tal como los hacía mi madre y mi abuela”, comenta Ayoví.
Ahora es parte de ese 62 % de afroecuatorianos que viven en Guayaquil, que han levantado sus casas en laderas, cerros o explanadas apartadas del centro de la urbe.
Este fenómeno no es exclusivo de Bastión Popular, también ocurre en los Guasmos, la Trinitaria, El Fortín o Flor de Bastión, donde el 40 % de las familias provienen de algún caserío, recinto o cantón rural del país.
En Guayas, según el último censo de población, viven 32.346 indígenas, mientras los afroecuatorianos son 139.185 y los montuvios 116.665. (F)