El edificio de Unasur, en Quito, incluye la estatua del difunto expresidente argentino Néstor Kirchner.

Un futuro incierto para los simbolos del bolivarianismo

No es cualquier cambio. La asunción de Michel Temer a la presidencia de Brasil, luego de la destitución de Dilma Rousseff, abre una ruta de incertidumbre para el bolivarianismo y sus emblemas supranacionales impulsados, en su inicio, por los expreside

No es cualquier cambio. La asunción de Michel Temer a la presidencia de Brasil, luego de la destitución de Dilma Rousseff, abre una ruta de incertidumbre para el bolivarianismo y sus emblemas supranacionales impulsados, en su inicio, por los expresidentes Luiz Lula Da Silva y Hugo Chávez (Brasil y Venezuela).

Después de todo, Brasil no es solamente la mayor economía de la región y mercado importante para todos los socios. Es también el principal financista: aporta casi el 40 % del presupuesto de la Unasur y similar en el resto de los organismos regionales.

“La voz de Brasil cuenta. Y mucho. La sola amenaza de abandonar la Unasur desplomaría el bloque”, reconoce a EXPRESO el politólogo brasileño Paulo Castro de Neves. A su juicio, “Celac, Mercosur y Unasur van a tener que replantearse su funcionamiento para dejar la ideología a un lado, o simplemente van a agotarse porque el bolivarianismo ya no es mayoría”, asegura.

La referencia resulta evidente: con Brasil, Argentina y Paraguay reconquistados por la derecha; el eje Caracas, Quito, La Paz queda cada vez más reducido.

Tanto así que el secretario general de la Unasur, Ernesto Samper, anunció hace 15 días su retiro al final del periodo, en enero próximo. No optará por la reelección, una meta que se le antojaba complicada, a falta de votos.

La falta de consenso ya no es solo propia de la Unasur. El canciller boliviano David Coquenhuaca reconoció ayer que ahora les resulta “difícil llegar a consensos” y no se mostró optimista sobre un futuro regional en el que Venezuela ha sido aislado del Mercosur; la Unasur no ha sido capaz de emitir un comunicado conjunto; y la Celac duerme un eterno letargo sin agenda propia.

Por si fuera poco, los principales presidenciables opositores en Ecuador, Guillermo Lasso (CREO) y Cynthia Viteri (PSC), han reconocido a este medio su interés de deslindar a Ecuador de estos “cafetines de izquierda”. El término, utilizado por ambos para describir a la ALBA y la Unasur, es la justificación para intentar apartar al país de una alianza “que no aporta a los ecuatorianos”, en palabras de Viteri.

Ambos preferirían iniciar acercamientos con la Alianza del Pacífico, un bloque con fines comerciales que congrega a las economías más dinámicas de la región: México, Colombia, Perú y Chile.

El edificio de Unasur, en Quito, incluye la estatua del difunto expresidente argentino Néstor Kirchner. Diario El Clarín, citando a un cercano al nuevo presidente Mauricio Macri, aseguró que es el motivo por el que no ha acudido a la sede. Este año se excusó “por motivos de salud”.