Furia peligrosa

el presidente tiene una visión simple del escenario político y social. Acostumbrado como está, a manejar un discurso en el que solo caben los blancos y los negros, no distingue ningún otro rasgo que se salga de ese imaginario.

Para él, de un lado está su imagen como depositario del poder, y frente a ella todo lo demás. Él concentra las energías positivas de la nación, el momento más glorioso de la historia, y el sentimiento de un presente y un futuro que supera el pasado de vergüenza y oprobio. Quien se oponga a esa línea de pensamiento es su enemigo; un factor nocivo para el progreso al que hay que combatir de manera inapelable y cruel; un obstáculo para que su incontenible retórica se convierta en realidad y se plasme en un mundo feliz, de alegría colectiva, y de reconocimiento y gratitud militantes.

Por eso, cuando los maestros empezaron a exigir su reconocimiento como grupo social portador de derechos, no dudó en acometer contra ellos, ordenar procedimientos sumarios y tomar los fondos que con tanto esfuerzo lograron reunir.

Asimismo, cuando los militares defendieron una negociación de terrenos con un ministerio, se les fue encima, y decidió, sin seguir el ordenamiento jurídico, que los recursos del Issfa le pertenecían al Estado, que este depende del Ministerio de Defensa, y que el tratamiento para los integrantes de la oficialidad era exagerado y en consecuencia había que restringirlo.

Asumió además, en un arranque de intemperancia que se ha hecho normal en su comportamiento cotidiano, una actitud ofensiva e hiriente en contra de quienes se atrevieran a manifestar su descontento y reclamar por los excesos.

Todo esto, que ha derivado en una realidad de incuestionable desmembramiento de la lógica de gobernabilidad en la que debe asentarse todo sistema democrático, se agudizará, sin ninguna duda, con la forma de tratar el problema de Morona Santiago. Si se lanza contra la nación Shuar, y califica a sus miembros como asesinos y paramilitares, las consecuencias pueden ser dolorosas e irremediables.

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