Fondos dotales universitarios

Parte del éxito del sistema universitario norteamericano, el mejor del mundo, se debe a la existencia de fondos dotales. Estos fondos, en el sistema universitario público (bajo el financiamiento de los estados) y privado, se forman de donaciones, legados y otras formas de contribuciones. Su uso está dirigido en esencia a costear la educación de los estudiantes, así como la investigación. El costo real de la educación de pregrado (college) es sumamente alto, y lo que el estudiante paga es solo una fracción de este. Por otra parte, cuando los proyectos de investigación no tienen financiamiento directo de las grandes corporaciones o de las agencias estatales, es el fondo dotal de la universidad el que entrega los recursos necesarios.

Este sistema de fondos dotales y otras ayudas financieras a los estudiantes, contribuye a que cualquier joven, sin distingo social, étnico o económico, pueda aspirar a una educación de primer orden. Por citar ejemplos de cuantías, el fondo dotal de Harvard tiene más de $40 millardos, o uno más modesto, de apenas $3 millardos de Brown University, para citar privados. En el ámbito público University of Michigan tiene $9,6 millardos.

En Ecuador este mecanismo no existe en las universidades privadas, así como tampoco en las públicas. El único fondo dotal del que tengo conocimiento (Espol) terminó diluyéndose por la maraña legal que rige a las entidades públicas.

En una crisis fiscal como la que tenemos es muy probable que se afecte el flujo de recursos al sistema educativo superior y con ello se impacte la calidad de la educación y el alcance de la investigación.

Un mecanismo de largo plazo que permite sostener un sistema educativo inmune a los cambios en el financiamiento estatal pasa por los fondos dotales universitarios.

Es esencial que el Gobierno cree las condiciones legales para que las universidades puedan conformar sus fondos dotales y estos sean administrados de manera independiente, no mezclando los recursos -en el caso de las públicas- con dinero del Estado. Ese sería un paso trascendente para la verdadera autonomía universitaria.

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