Ejemplos que no deben imitarse
E l piloto Fernando Alonso, tras su tremendo accidente automovilístico, reconoció que había gastado “una de sus vidas”, pudiendo contarlo por la “seguridad de estos autos”.
Quizá ha llegado por fin la hora de que, olvidando por un momento la fama y el dinero, piense en los miles de conductores que, por imitar sus carreras y no tener ese coche tan seguro, acaban con su única vida así.
¿Cómo pueden dormir tranquilos él y sus patrocinadores, responsables, como son, de incitar a esos conductores, que a su vez matan o destrozan las vidas de tantos inocentes?