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Dos Hemisferios alista la elaboración de un nuevo vino cuyo costo promedio será de $ 10.Cortesía

Los vinos nacionales apuestan por lo local

Priorizar el mercado interno es la estrategia de la industria frente a la caída en ventas. Los vinos no tradicionales incrementan sus transacciones.

Apuntalar el mercado interno, en lugar de apostar por la exportación, es la estrategia que han reforzado las vinícolas nacionales a raíz de la pandemia del coronavirus.

El consumo del vino ecuatoriano en el país es limitado, con solo un 3,2% del mercado, pero las bodegas nacionales, en su mayoría pequeñas y medianas, apuestan por las redes sociales, los envases más económicos y una mayor difusión para llegar a nuevos consumidores dentro de las fronteras. En la última década, el promedio de consumo por persona, según los expertos, pasó “de una copa a una botella”, aunque no existen cifras oficiales.

El viñedo más grande es Dos Hemisferios, que copa más del 80 % de la producción nacional. Robert Wright, titular de la agrupación, indica que pese a las afectaciones de la crisis, la empresa ha continuado su crecimiento y también ha implementado nuevos productos, entre ellos el formato tetrapack de su marca más económica, ‘Del Morro’.

“Si bien Ecuador no tiene un gran consumo de vino, hemos visto un crecimiento en los últimos años y un mayor interés de parte de los consumidores. Creemos que el crecimiento del consumo irá a la par del PIB”, dijo.

Wright indicó que, aunque en los últimos años empezaron a exportar a España, Suiza, Alemania, Estados Unidos y recientemente a Panamá, la compañía sí busca fortalecer el consumo local, y para ello se han desarrollado mecanismos como el ingreso en restaurantes y en autoservicios, que han contribuido a la visibilización de la marca.

“Tenemos vinos de todo tipo, desde Del Morro, que cuesta $ 7, hasta Cautivo o Almirante, que son cosechas especiales. Al momento estamos desarrollando un nuevo producto, que estará por debajo de los $ 10, lo que nos permitirá tener un portafolio completo que llegue a todo tipo de consumidor”, dijo.

Mientras, en promedio, la producción de Dos Hemisferios bordea las 50.000 botellas al año, en Yaruquí, donde funciona Chaupi Estancia Winery, la producción es de tan solo 5.000 botellas. El viñedo empezó a funcionar en los años noventa y elaboró sus primeros vinos después del 2000. Estos cuentan con cinco vinos tintos y blancos, que han ganado galardones internacionales.

Sumado a su producción, el sitio también organiza tours, que le han permitido aumentar su facturación hasta un promedio de $ 35.000 al año. Pero la pandemia puso fin a los recorridos, como explicó a EXPRESO la jefa comercial del lugar, Sandra Taisaguano. “Desde que empezó la pandemia cerramos nuestras puertas y no abriremos hasta, al menos, un mes más”. La elaboración del vino, no obstante, ha continuado. “Como tenemos una producción limitada, tenemos nuestros clientes fijos, por lo que nuestras ventas no se han visto afectadas. Eso sí, hablar de crecimiento en esta época es complicado”, comentó.

3,2% del mercadode consumo de vinos es lo que abarca la producción nacional. 

La pandemia también se ha convertido en una oportunidad para los vinos de frutas no tradicionales, una industria pequeña que ha ido cobrando relevancia en los últimos tres años, con marcas como Quindé, que produce vinos de maracuyá, mora y naranjilla y que tienen como meta ampliar su protafolio de productos en 2021.

Las ferias que organiza el Ministerio de Producción han sido vitales para que estos den a conocer sus productos. Pero en una época sin contacto con clientes o distribuidores, las redes sociales se han convertido en el mejor aliado de los emprendedores del vino.

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Los vinos de frutas no tradicionales han aumentado su índice de transacciones en los últimos dos años.Cortesía

Tatiana Defas, propietaria del viñedo familiar ‘Senderos del Cóndor’, dedicado a la producción de vino de mortiño, indica que el giro hacia lo digital les ha ayudado a ampliar su cobertura. “Antes solo vendíamos en ferias artesanales, pero nos tocó adaptarnos. Las redes han generado muchísimo interés y hemos aumentado las ventas. El año que viene queremos continuar mejorando nuestras líneas de producción y llegar a otras ciudades”, dijo.

Con ella, concuerda Karla Morán, productora del vino de ciruela ‘Sombras’, en la región de Sigchos. El mercado local, dice, es complicado, pero ve espacio para el crecimiento. “Cuando empezamos hace ocho años, el consumo era exclusivamente familiar. A través de la capacitación fuimos mejorando y empezamos a exportar por medio de la fundación que nos ayudó con la tecnificación. Ahora eso se ha detenido, pero vemos en el mercado interno una gran oportunidad, pues hemos sumado 20 % más de clientes solo con la venta en redes sociales”, dijo.

La meta para el próximo año es empezar a comercializar el producto en Quito, una de las tres urbes que más vino consumen.

¿Hay un mayor interés en el producto nacional? Pablo Conselmo, enólogo y presidente de La Cofradía del Vino, cree que sí. “Dos Hemisferios es una prueba de lo que se puede hacer con el vino ecuatoriano, pues se trata de un producto que ha venido mejorando de manera sostenida y que ha invertido en calidad (....) El mercado nacional es difícil, pues está muy dominado por las importaciones, pero sí hay oportunidad de que los pequeños productores crezcan, siempre que inviertan en la calidad”, reiteró.

El vino extranjero también se diversifica

Según datos del Banco Central del Ecuador, en promedio, la importación de vinos representa entre $ 6,5 y $ 7 millones al año. Estos provienen, en un 97 % de Chile y Argentina. Sin embargo, desde la aprobación del tratado de importación con aranceles 0% con la Unión Europea, el arribo de los vinos europeos, principalmente españoles, también ha incrementado. En promedio, este aumento es del 1% anual.

Según un informe de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Quito, el tratado ha logrado que los precios de los vinos europeos bajen y se vuelvan accesibles al consumidor promedio. “Este nuevo escenario ha generado que la gran mayoría de los importadores haya ampliado y diversificado su portafolio de vinos. Así, los vinos procedentes de España principalmente y de Francia, Alemania e Italia en menor medida son los que mayor crecimiento han experimentado en su presencia en Ecuador. Los caldos españoles han crecido exponencialmente desde el año 2016 y se encuentran a día de hoy muy cerca de los niveles de importaciones, tanto en términos de valor como de volumen, de los caldos procedentes de Argentina”, indica el documento.

Y sí hay mayor interés. Pablo Conselmo comenta que talleres y seminarios sobre cata han sumado numerosos usuarios durante la pandemia, dato con el que concuerda el enólogo Tomás Malo. “Si bien el vino no se consume masivamente, hay interés, sobre todo en jóvenes de entre 25 y 35 años, de aprender a catar y consumir”.