madera
El sector terminó el 2021 con una facturación que alcanza los $ 600 millones, un 30 % menos que el año previo.Fotos: cortesía

La industria maderera se doblega

Después de años de robustez, este sector se anota una menor facturación. El retroceso del mercado de la balsa y los problemas logísticos revierten resultados

La época de bonanza    hace una pausa en la industria maderera. En el 2021, los cortes y la comercialización del producto, en su conjunto, no alcanzaron los mismos niveles del año pasado, como consecuencia de un menor consumo de China, en medio de    un contexto de crisis logística, caracterizada por la escasez y encarecimiento de contenedores. Según datos de la Asociación Ecuatoriana de Industriales de la Madera (Aima), la facturación del año pasado habría alcanzado los $ 600 millones, un 30 % menos que el año previo.

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El saldo en rojo es producto de los menores envíos de balsa al mercado asiático, la madera que ocupa el 21% de participación en las ventas de este mercado.    En el último año, la oferta cayó de $ 570 millones a cerca de $ 200 millones. Christian Riofrío, director ejecutivo de Aima, prefiere no ver esas cifras con desaliento. La caída, dice, era algo que se esperaba luego del consumo atípico que China ha tenido por esta madera en particular. Los bloques y los paneles de balsa son comúnmente usados para rellenar las aspas y molinos que se emplean en la generación de energía eólica, una fuente alternativa por la que el gigante asiático viene apostando en los últimos años. “En el 2020, el Gobierno de China comenzó a dar incentivos para la fabricación e instalación de parques eólicos lo que generó una mayor demanda de aspas, debido a esta política específica. Lo lógico era que cayera a niveles parecidos”.

En el 2020, China comenzó a dar incentivos para la instalación de parques eólicos lo que generó una mayor demanda de balsa. Se esperaba que los pedidos cayeran.

Christian Riofrío
Director de Aima

No obstante, admite que eso significó menos trabajo e ingresos, hubo fábricas que tuvieron que bajar su producción o cerrar. Entrar al mundo de la balsa, cuenta Manuel Malo, gerente administrativo de la firma Plantabal, es tener que lidiar con épocas muy cambiantes. Hay años que son buenos y otros que son malos, dice el ejecutivo de la firma, dueña de 11.000 ha    plantadas en Los Ríos, la provincia que concentra el mayor número de cultivos a nivel nacional (el 20 % de más de 30.000 ha), debido a las ventajas que deja su condición climática. En su caso, las ventas que dependen en su mayoría de Estados Unidos y Europa, ayudaron a aguantar el bajón de la compra asiática (a Asia envían un 35 %).

Malo cree que los picos de venta registrados en el 2020, difícilmente volverán a repetirse, pero confía en que la demanda seguirá siendo sostenible, a medida que los mercados asiáticos y europeos avancen en la reconversión energética, que indirectamente dinamiza la compra de este tipo de madera.

Pero la balsa no fue la única afectada. Las proyecciones de envíos de otros productos como la teca y la melina pudieron ser mayores el año pasado, pero la crisis logística, caracterizada por el menor acceso y encarecimiento de contenedores, terminó por tener también su impacto. Así lo señala el empresario forestal, Pablo Noboa, quien suma años de experiencia en cultivos como la teca.

CULTIVOSEn la Costa, en la zona del centro del país, las provincias del Guayas, Los Ríos, Santo Domingo, tienen producción de balsa, melina, teca y eucalipto tropical.

Poco se ha hablado de este sector, pero esta industria, enfatiza, ha sido una de las más afectadas de la crisis de suministro global. “Nos golpea de forma importante porque se trata de un sector que, por su condición, está obligado a mover grandes volúmenes. En camarones puedes trasladar en un contenedor hasta 150.000 dólares,    pero en teca, en balsa, apenas $ 5.000, $ 6.000. La diferencia es significativa”, dice. El problema no es solo que exista menos espacios para transportar la carga, sino que esta siga estando extremadamente alta.    Hace un par de años, pagabas $ 600 por llevar un contenedor a la India, hoy esto está en $ 4.000 y más.

“ Entonces, si tu carga es de $ 5.000 y el flete sube de 600 a 4.000, quién asume ese sobreprecio. El productor y la consecuencia es que se deja de cortar por esta causa”.

Pese a esas trabas, Riofrío destaca, sin embargo, que el sector haya logrado superar los $ 514 millones del 2019, año prepandemia. Eso, sostiene, se logró gracias al buen desempeño que han tenido otros sectores de la industria. Uno de ellos fue el de tableros, la materia prima que se usa para la fabricación de muebles y como partes y piezas del sector de la construcción, con el que se llegó a facturar $ 270 millones, un 40 % más que el año previo. En este segmento, el que más creció fue de tableros aglomerados, en un año, las ventas fueron de $ 128 a $ 177 millones. Mientras que los contrachapados, de    $ 57 millones a $ 61 millones.

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Otro sector que llama la atención de forma positiva es el de muebles, que por primera vez en la historia, llegó a niveles que están por encima de los $ 14 millones. “Es algo que se debe destacar porque tradicionalmente no hemos sido un gran exportador de muebles, son pocas empresas las que han hecho el gran esfuerzo de      abrirse espacio en mercados internacionales para poder exportar”. Los muebles terminados normalmente están yendo a Estados Unidos y países centroamericanos, pero desde el 2021, dice Riofrío, se llega también a Emiratos Árabes Unidos.

Conscientes del potencial de esta industria, la Aima, con el apoyo de la Cámara Alemana, se ha embarcado en la tarea de empezar a formar a nuevos profesionales tecnólogos, con el fin de tener mayor mano de obra calificada que permita aplicar mejoras en el campo forestal. “Con esto estaríamos llenando el vacío que en ese sentido tiene la industria que requiere de avances tecnológicos y de mayor valor agregado en sus procesos”.