El cooperativismo está arraigado en Ecuador, tanto que es el tercer país de habla hispana con la mayor cantidad de cooperativas de ahorro y crédito. Y si hablamos de activos, aquí está la tercera entidad más importante de Sudamérica. De ahí la importancia de ahondar en este terreno con Margarita Hernández, superintendenta de Economía Popular y Solidaria. Más aún después de las críticas al trato diferenciado que tienen estas entidades comparadas con los bancos.

Las cooperativas son todo un mundo. ¿Qué tan importantes son; qué mercado tienen?

Si vemos los datos con corte a diciembre de 2019, el universo de las organizaciones del sector financiero popular y solidario controladas por la Superintendencia es de 552; ahí están todas las cooperativas de ahorro y crédito más las 4 mutualistas de ahorro y crédito para la vivienda.

¿Tienen un trato diferenciado como se ha dicho?

Por mandato de la normativa de la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera estas están divididas en segmentos, y lo que hace esto es racionalizar tanto la gestión de supervisión y control como la normativa que se aplica para las organizaciones del sector financiero popular y solidario. Eso sale de una disposición expresa del Código Monetario y Financiero, que lo que hace es requerir a los controladores y reguladores que haya regulación diferenciada reconociendo la naturaleza y características particulares de cada uno de los sectores del sistema financiero.

Hay cinco segmentos.

Debemos entender las diferencias que existen dentro de la segmentación, y esta dice que según los activos se las agrupe en 5 segmentos: el 1, aquellas con activos que superan los 80 millones de dólares (33); en el 2 hay 42 cooperativas que tienen activos entre 80 y 20 millones; las del segmento 3 (con 81 entidades) tienen activos entre 20 y 5 millones de dólares; en el 4 están las que tienen entre 5 y 1 millón, que son 166, y en el segmento 5 están 226, que tienen activos inferiores a un millón de dólares.

Las del segmento 1 son tan grandes como algunos bancos medianos importantes, cooperativa Jep, por ejemplo.

Al amparo del art. 151 del Código Monetario es obvio y natural que lo que le puedo exigir desde el punto de vista normativo, operativo y de gestión a una cooperativa que tiene más de 80 millones de dólares en activos es muy distinto a lo que le puedo exigir a una que tiene menos de un millón de dólares.

La vara es distinta.

Tenemos una norma de seguridades físicas; se exigen, por ejemplo, bóvedas, cámaras de seguridad, guardias, transporte de valores, todo para mitigar un riesgo de la organización; a una que tiene oficinas y agencias y unos activos que superan los 80 millones de dólares se les debe exigir todo esto, precisamente para garantizar la atención y seguridad que dan a sus socios. Pero a una cooperativa de maestros que funciona en un colegio, a esa no le puedo exigir que construya una bóveda dentro del colegio, por las condiciones propias de su trabajo no va a poder tener un guardia, ya que adentro hay menores. Tampoco va a poder tener cámaras. Y además la recaudación de los créditos se hará a través de la misma nómina de los profesores, lo cual significa que hay otra gestión que implica riesgos, por supuesto, pero distintos a los de la cooperativa abierta que tiene una oficina en un centro comercial.

¿Eso se deriva del Código?

Esa es la lógica de la diferenciación normativa que nos exige el artículo 151 y es la lógica de la normativa que trabajamos desde el organismo de control. Las 6 entidades más grandes que controlamos superan en activos los $ 500 millones y en realidad en los comentarios que hay, de que no estarían reguladas o no reportarían lo mismo, es un entendimiento equivocado de lo que significan los segmentos. Las cooperativas de los segmentos 1 y 2 están reguladas, controladas y cumplen exactamente lo mismo, al mismo nivel y con la misma periodicidad de un banco privado. Las pequeñas, por supuesto, son tratadas con otra lógica desde la normativa. Si uno compara activos, depósitos y cartera del conjunto de las organizaciones se va a dar cuenta que las que nosotros controlamos superan en estos indicadores a 19 bancos pequeños y medianos.

Con la situación económica del país, el impacto del coronavirus y la crisis de liquidez del Gobierno, ¿hay un riesgo en el sistema de cooperativas?

Si no tuviéramos riesgo en los intermediarios financieros no sacáramos tanta normativa para mitigarlo, pero ese no es un riesgo inherente al sistema financiero popular y solidario, sino a otros factores que pueden afectar a todos. No hay debilidades particulares que uno pueda señalar en un sector. Hay otros actores del sistema financiero que en realidad deberían llamarnos la atención: la banca pública, por ejemplo.