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Andrés Merino, en uno de los recorridos por la planta de la empresa.JIMMY NEGRETE / EXPRESO

El cambio de mando que lleva a Fabmer a la exportación

La pandemia generó dolor en Andrés Merino, pero también desafíos. En plena crisis, la firma logró por primera vez internacionalizarse y vender a EE. UU.

El dolor de la ausencia de su padre y la presión por no dejar naufragar la empresa hicieron de Andrés Merino la pieza clave del engranaje de Fabmer. El desdén que en su adolescencia alguna vez sintió por trabajar en el negocio familiar terminó por convertirse en la pasión y en el esmero que hoy lo orientan a llevar a la empresa, por primera vez, hacia su internacionalización.

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Aunque suene a cliché decir que nunca imaginó llegar a la gerencia general, para él es una realidad. El cambio llegó en el 2020 y de una forma algo forzada. La COVID-19, que vino a enlutar al mundo, terminó con la vida de su padre, el empresario Juan Merino Donoso, que en el 2005 fundó una de las principales fábricas de fundas de papel, servilletas y papel higiénico del país. Esa pérdida obligó a Andrés a asumir a sus 30 años la gestión de ese legado. No solo tuvo que lidiar con días de tristeza, sino con un escenario caótico, recuerda. La firma acababa de adquirir una deuda de $ 8 millones con fines de expansión.

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“Todo fue sorpresa, no solo por el cargo que debía asumir, sino por la pandemia que vivíamos. La demanda y la producción se fueron al piso, teníamos pedidos de proveedores encima y además enfrentar tremenda deuda”, cuenta este joven empresario graduado en Derecho en la Universidad de Navarra (España) y hoy con un posgrado en Administración de Empresas.

Su vinculación con el negocio se dio justamente después de graduarse en el país europeo. “Sin idea del mundo de los negocios, salvo tener conocimientos básicos de contabilidad financiera, llegué al área de compra... pero a los seis meses tuve una pelea con mi padre que casi me obliga a salir de la empresa”. Pero su gusto por la mecánica y tecnología le dio una nueva oportunidad. Fue cuando le propuso a su padre darle un giro a la producción que encaminaban: importar una máquina china que les permitiría automatizar los empaques. La máquina aún funciona, pero hoy contrasta con los equipos de alta tecnología que operan en la planta que Fabmer tiene en la vía a El Triunfo, donde se fabrican sus productos bajo las marcas Dolly y Danny.

Luego de eso pasó por ventas y el área de importación de materias primas y así, hasta llegar al área de proyectos. Todo un bagaje que hoy, junto a la ayuda de su hermana menor, Daniela, como gerente de planta, le está permitiendo diseñar la nueva ruta de crecimiento.

Cuando ambos vieron caer en un 60 % la venta de servilletas en plena crisis sanitaria, se prepararon para exportar por primera vez papel higiénico a Estados Unidos, el gran sueño que su padre en vida también ayudó a labrar. La inversión de      $ 8 millones en parte sirvió para producir este producto, cuya demanda, reconoce, empezó a crecer en plena pandemia. En una nueva planta iniciaron produciendo 50 toneladas mensuales, ahora están por las 400. ¿Qué se viene ahora? Con satisfacción, indica que también están por ingresar a Centroamérica, esta vez con toda la oferta que tienen.

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Mira atrás y reflexiona sobre lo logrado y se convence de que parte del triunfo de la compañía se debe a la disciplina y la rigurosidad que su padre sembró en ellos. “Él tenía un carácter súper fuerte. Yo siempre me preguntaba por qué nunca me felicitaba. Por suerte, antes de fallecer me lo dijo: ‘La vida no es fácil. Si tú haces las cosas mal, siempre te voy a regañar; pero si haces las cosas bien, igual te voy a seguir regañando porque quiero que alcances la excelencia”, recuerda ahora Andrés entre lágrimas.

Hoy, si él viviera, sin duda le preguntaría: “¿Cómo lo ves? ¿Pensaste que no íbamos a poder? Seguro estaría bastante feliz”, dice. Razones hay. Están superando la crisis y este año esperan que la facturación crezca un 13 % respecto al 2019.

PARA SABER 

  • Los inicios. La firma inició en 2005 ofertando fundas de papel, para luego fabricar servilletas, papel higiénico y toallas de cocina.

  • Pandemia. Las ventas en conjunto cayeron un 10 %. También tuvieron que lidiar con la recuperación del precio del papel (50 % más).

  • Internacionalización. En diciembre empezó la exportación a EE. UU.: cuatro contenedores mensuales de papel higiénico Dolly.