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Economia socialista con contradicciones

Economía socialista con contradicciones

El 2016 terminó con pronósticos ligeramente más altos con respecto al crecimiento y la inflación a nivel mundial. En parte, ellos reflejan las expectativas de un gran nuevo estímulo fiscal en EE. UU. bajo la administración Trump. Pero, es de igual importancia el poderío de la economía china, con su boyante producción industrial, que impulsa un fuerte aumento en los precios de materias primas a nivel mundial. Esa fortaleza ha confundido las expectativas sobre el auge del crédito de siete años de duración de China, durante el cual su relación deuda/PIB aumentó del 150 % al 250 %. Algunos inversores occidentales pronosticaron una crisis bancaria debido a enormes deudas incobrables; otros esperaban que el presidente Xi Jinping, al haber ya consolidado su posición política, fuese a introducir reformas económicas estructurales. Pero casi todos los economistas no chinos esperaban una importante desaceleración, que iría a intensificar las presiones deflacionarias a nivel mundial. Sucedió todo lo contrario. Los préstamos adquiridos por el Gobierno central y los gobiernos locales se dispararon: el crédito bancario y de los bancos en las sombras ha crecido rápidamente, y el Banco Popular de China (BPC) ha otorgado cada vez más préstamos directos a bancos de propiedad estatal en una maniobra que se parece mucho a la financiación monetaria del gasto público. Estas políticas, por otra parte, están cada vez más justificadas por las afirmaciones de que China tiene opciones de política no disponibles en las economías occidentales. En una economía socialista de mercado que es híbrida, parece que el crecimiento impulsado por el crédito no debe verse limitado por preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda. En China el enorme derroche podría ser compatible con un crecimiento rápido. Hay límites en la economía socialista de mercado de China, pero se encuentran en el lado del pasivo en los balances de los bancos, no en el lado del activo. Mas, si los inversores trasladan su dinero al extranjero, el tipo de cambio administrado se tornaría insostenible. En una economía abierta al comercio y a la inversión directa, tanto la que proviene desde adentro como desde fuera, hay múltiples oportunidades para disfrazar los flujos de capital financiero a corto plazo como si fuesen operaciones de cuenta corriente y de inversión a largo plazo. El crecimiento rápido del crédito ha sido igualado en 2016 al apretar las restricciones a los flujos de capital, y hay una mayor probabilidad de que ello ocurra en 2017. La política alternativa sería dejar caer el tipo de cambio. Pero al hacer eso se corre el riesgo de una respuesta agresiva de un gobierno proteccionista de Trump, y podría producirse una inflación autoreforzada, a medida que los ahorradores busquen gastar su dinero antes de que pierda su valor. Las contradicciones agudas entre las diversas líneas de la política china se están haciendo cada vez más evidentes, originadas por la ausencia de limitaciones duras al presupuesto en empresas estatales y gobiernos locales, barreras a la reforma política: falta de voluntad para hacer frente a las pérdidas de empleo en empresas estatales. Cuanto más prolongado sea el auge del crédito, menos probable será que China pueda lograr una transición suave hacia un camino económico sostenible.

Project Syndicate